"Si ha visto una buena película no te describe la trama, sino que te dice en qué lugar de su lista de mejores películas del año figura, en qué lugar de su lista de mejores películas de la década o mejores películas de todos los tiempos: piensa y habla solamente en listas de los cinco o diez de lo que sea, hábito por el cual a nosotros también nos da por confeccionar nuestras listas" - ALTA FIDELIDAD, Nick Hornby
Hace poco se pronosticó el fin del mundo para el sábado 21 de mayo. Nada sucedió. Ahora, se ha pateado dicha predicción para dentro de algunos meses, y si a eso le sumamos la profecía supuestamente maya-nostradamusiana de que el mundo acaba en diciembre de 2012, creo que es hora de tocar este tema en este humilde blog de listas (sin contar el pequeño fin del mundo que se nos vendría en términos electorales este 5 de junio, salga quien salga).
Aquí algunas películas que tratan de uno u otro modo este tema, ya sea la extinción total de la raza humana (o del planeta en el que vivimos), como su cambio radical en su modo de vida. De este tipo de filmes hay muchos (y muchos clásicos que, por no haberlos vistos –mea culpa-, no he puesto ni nombrado), desde todo tipo de películas de zombies, encabezadas por "La noche de los muertos vivientes", y seguidas recientemente por la saga de "Resident Evil" (salvando las distancias, claro), hasta extinciones (o riesgos de extinción) debido a accidentes naturales, la mano del propio hombre, guerras nucleares, invasiones extraterrestres o dilemas futuristas (en la lista hubiera puesto sin dudar la saga "Terminator" si no fuera porque es sobre la posibilidad del fin del mundo y evitarla más que sobre el fin del mundo en sí mismo). Hay algunas otras buenas películas, como “Children of Men”, con Clive Owen, “Book of Eli”, con Denzel Washington, o “Soy Leyenda”, con Will Smith (de la que ya hablé en el post sobre adaptaciones del libro al cine), que son dignas de mención. La saga de "Mad Max" tendría que estar, pero solo he visto la primera (las otras dos las tengo compradas en original pero aún no las veo), así que prefiero no comentar sin ver. Aquí la lista:
1. El Planeta de los Simios
Un clásico de clásicos.
Genial película de 1968, protagonizada por Charlton Heston, Kim Novak y Roddy McDowall, donde un grupo de astronautas parte en una misión para caer, luego de años de suspensión animada, en un planeta estéril, donde encuentran “humanos” primitivos y mudos, y donde el poder lo ostenta un pueblo de simios relativmente civilizados (en la novela tienen máquinas y una respetable civilizacion). Pero esta película no es sobre viajes espaciales solamente, sino sobre cómo, al descubrirse que el personaje de Charlton Heston puede hablar, los simios lo ven como un peligro, pues el pasado de aquella civilización (“un mundo al revés”, dice Heston), es posible rastrearlo siglos atrás a cuando "el hombre" era más civilizado que los propios simios. El descubrimiento final ha quedado grabado en la mente de millones de personas: aquella famosa escena donde Charlton Heston, montando a caballo por la orilla de "la Zona Prohída" (junto a la bella Nova, no hay que olvidarlo), finalmente descubre los restos de la Estatua de la Libertad destruida en la arena. “Malditos, finalmente lo hicieron, malditos”, grita Charton, ya arrodillado ante esta fatal comprobación: el planeta de los simios era la Tierra, cientos de años en el futuro, destruida por la propia mano del hombre. La segunda parte, "El Regreso al Planeta de los Simios", es bastante respetable, aunque las tres que siguieron perdieron la calidad de las iniciales. Cabe decir que el remake de Tim Burton fue un fracaso.
2. Wall-E
No, no es una exageración. El argumento, la bella realización, su armonía y ternura, todo suma para que esta película esté presente en la lista. El que haya sido la segunda película animada de la historia en ser nominada a Mejor Película en los Oscar (la primera fue "La Bella y la Bestia" en 1989) es ya bastante mérito. También haber sido nominada a Mejor Guión. La historia comienza después de un fin del mundo desconocido, con una tierra devastada, donde un pequeño robot sigue su incansable misión de triturar y almacenar basura para el improbable regreso del hombre. Con pocos diálogos, lo que transmite es tan fuerte, desde lo devastador hasta lo esperanzador, que es una de mis películas favoritas del género de lejos. Y con un final feliz, claro.
3. The Matrix
Neo y compañía.
A pesar de que toda la trilogía no es pareja, la primera película, "The Matrix", es genial. Nos pinta un escenario posapocalíptico que hasta ese momento no se había planteado tal como fue concebido, con efectos y una concepción novedosa. Máquinas utilizando a humanos de fuente de energía luego de un colapso nuclear que el propio hombre buscó en un desesperado intento para eliminarlas. La inteligencia artificial que toma conciencia propia es algo que ya se había visto en "Terminator", por ejemplo, pero en "The Matrix" el elemento diferenciador es el sofisticado sistema de control sobre los humanos que luego son cosechados como si fueran baterías. Es esa interfase que actúa sobre sus mentes, recreando una realidad que ya no existe, como si fuera un sueño, lo que da el punto adicional a esta historia. El contraste entre la realidad de la “matriz” y la del mundo “real”, gris, gaseoso, absolutamente destruido, donde las máquinas cazan a los pocos humanos que quedan, es notable. Y dentro de todo esto la figura del Elegido como predestinado a controlar la Matriz y liberar a los humanos de su cárcel virtual e inconsciente, es un perfecto hilo conductor. Lástima que las películas que siguieron, aunque no terribles, no estuvieran a la altura.
4. Dr. Strangelove: or how I learned to stop worrying and love the bomb
Genial Peter Sellers bajo
la dirección de Kubrick.
Esta película de Stanley Kubrick ya ha sido mencionada en este blog en el listado de mejores comedias (en este caso, de humor negro), pero también es merecedora de estar en esta lista sobre fines del mundo. Realizada en 1964, en plena Guerra Fría y con los temores de un posible colapso nuclear frescos (recuérdese la crisis de los misiles), no es inconcebible pensar en un escenario como el que pinta Kubrick, que optó finalmente por la comedia negra: un general americano, en una crisis de locura y con ansias de proteger sus “fluidos corporales”, despacha sus bombarderos a la Unión Soviética para destruirla, con el peligro consecuente de que la máquina del juicio final destruya el mundo. Ante el fallido intento por detener al bombardero, el Dr. Strangelove (genial Peter Sellers), lisiado y de ascendencia alemana (y cuyo brazo no puede evitar saltar para el tradicional “Heil Hitler”), surge como protagonista en la conocida sala de emergencias del gobierno americano. El resultado: el afamado doctor no está tan preocupado por el fin del mundo pues según sus cálculos sobrevivirán a la catástrofe más mujeres, dejándole a cada hombre en promedio 10 féminas para repoblar el mundo. Argumento que por ridículo termina siendo genial, en una época en la que el mundo necesitaba más que nunca ver un enfoque de este tipo. Por supuesto, este no es un texto interpretativo de la película, sino una mera ennumeración (simplificada al máximo) de lo que sucede en ella.
5. The Road
Buena adaptación de
la novela de McCarthy.
Aunque no es el genial libro de Cormac McCarthy, uno de los mejores que he leído en muchísimo tiempo, la adaptación al cine del relativamente desconocido John Hillcoat (un año después haría un corto espectacular para el juego “Read Dead Redemption”) cumple de sobra. El guión es tal cual y el escenario posdesastre (cuyo origen es desconocido tanto en el libro como en la película) muy bien retratado. La verdad estuve bastante satisfecho con la película, teniendo en cuenta lo mucho que me gusta el libro. La historia es la de un padre que, en este apocalipsis, recorre la carretera, enfermo, con su pequeño hijo, evadiendo bandidos, dándole fuerzas al chico, rebuscando lugares inimaginables por comida y, de paso, recordando la pérdida de su esposa ante la desesperación de la causa perdida. Y todo con la conciencia de la muerte por todas partes, incluso del pequeño niño, lúcido e inocente a la vez. Una escena fortísima y por eso mismo emblemática –tanto en libro como película- es cuando el padre, interpretado por Viggo Mortensen, encuentra milagrosamente una lata de Coca Cola y se la ofrece a su hijo, que no había tomado nunca la bebida. Una película altamente recomendable, y un libro que lo es aún más.
-- Placeres Culposos
1. El Día Después de Mañana
Cambio climático.
Acepto que esta película de Roland Emmerich no es de lo mejor, pero el tema del cambio climático me apasiona. Además, está basada en un informe del Pentágono que he leído y que, técnicamente, es correcto, solo que en la realidad el informe predice el peor escenario posible que, de suceder, lo haría a lo largo de meses, incluso años, mientras que en la película ocurre en menos de una semana. Hollywood a forro. Sin embargo, la teoría científica en la que está basada es correcta y, qué puedo decir, me gustan las teorías sobre cambio climático y la paralización de las corrientes del Atlántico Norte (y las Eras de Hielo, etc.).
2.- El Día de la Independencia
Invasión ET.
También de Roland Emmerich (parece que comparte mis obsesiones apocalípticas). Aquí tampoco se acaba el mundo, pero casi, y sin ser un peliculón, ni por actuaciones ni por argumento, es bastante entretenida. Es como la anterior, de esas películas que si las agarro en el cable no las suelto hasta que termine. Y Will Smith y Jeff Goldblum son bastante divertidos.
3. Waterworld
Costner y el agua.
Película destruida por la crítica, un fracaso de taquilla millonario, pero a mí me encantó. La concepción de un mundo de agua, donde no existe “tierra firme”, con un Kevin Costner en su barco y batallas navales, al más puro estilo de un Mad Max acuático (no me maten por decir esto), me parece súper interesante. Pero reconozco que es un placer culposo.
--- Provoca que se acabe el mundo con estas películas: las malas
1. 2012
Ya la he mencionado como una de las peores películas de ciencia ficción en un post anterior. Esta vez no podía dejar de mencionarla en el rubro de peores películas sobre el fin del mundo. Incluso peor que la profecía maya misma. Lo mejor: el papel de Woody Harrelson. Una lástima que sea del mismo director de dos de mis placeres culposos antes mencionados, Roland Emmerich, que no serán buenas, pero me enganchan por sus temáticas.
2. Armageddon
Entretenida hasta cierto punto, especialmente para aquellos que nos encanta la temática apocalíptica y la posilidad de que un meteorito choque con la Tierra, pero mala desde todo punto de vista: cursi, enredada, humor fallido, actuaciones poco creíbles y un Bruce Willis bastante deslucido. Al final se torna realmente aburrida. Ni Liv Tyler la salva.
3. Impacto Profundo
Otra película sobre el impacto de un meteorito gigante contra la Tierra, al estilo Armageddon, aunque en este caso bastante mejor resuelta. Se estrenaron casi en paralelo y esta salió mucho mejor parada. Igual, eso no le quita lo "mala".
4. Fin de los tiempos
Una confirmación más de que M. Night Shyamalan tuvo su golpe de talento con “Sexto Sentivo” y luego se dedicó a hacer bodrios, como “Señales”, otra película que se relaciona con una tentativa de fin del mundo a manos de extraterrestres (cuyo punto débil es el agua ¿?). En esta “Fin de los Tiempos”, con Mark Walberg y Zoey Deschanel más desperdiciados que nunca (incluso John Leguizamo), el argumento de que las plantas atacan a las personas despidiendo gases tóxicos es una manera burda y sobre todo mal realizada de metaforizar el impacto del ser humano en el medio ambiente, si es que eso fue lo que se quiso hacer.
5. Guerra de los Mundos
Fallido intento
de Spielberg.
Del clásico de H.G. Wells, que tan brillantemente aprovechó otro genio, Orson Wells, a través de la radio (lo que en su momento causó real pánico en la gente, que creyó que era una invasión verdadera), Steven Spielberg, con Tom Cruise de protagonista, echó a perder la posibilidad de recrear un hit. Ni los efectos especiales la salvan
No redundemos. Decir que ha sido el mejor concierto que el Perù haya visto, que la interpretación de 'Macca' fue impecale y vital, que el sonido mejor no pudo estar y que los juegos visuales a lo largo de todo el concierto fueron brillantes y emotivos, está de más. Tampoco que valió cada centavo pagado desde donde uno estuviera, así como el tráfico sufrido, la larga caminata hasta el estadio, la espera, el cansado regreso y madrugar para trabajar al día siguiente. Lo de la noche del 9 de mayo fue impresionante e histórico. Aquí menciono 5 “categorías” que creo fueron lo más destacable o anecdótico dentro de un monumento de concierto, momentos inolvidables, digamos, sin contar, por obvia, la salida de Sir Paul al escenario, permitiéndonos el privilegio, por primera y quizá única vez de ver a un Beatle, a un hombre que cambió la música y que la sigue viviendo como el primer día. Ese solo instante, cuando McCartney entró al escenario para luego decir que estaba feliz de estar por fin en el Perú, era suficiente. Pero no. Se vendría más, mucho más. Obviamente, los invito a contar, si estuvieron allí, qué les gustó más del concierto, complementar esta lista con algo que yo no haya considerado tan importante o no me haya percatado, o, si lo han visto en otro país, qué coincidencias o diferencias pueden encontrar con lo aquí narrado. Para los que no fueron, mi intención no es sacar cachita, sino compartir, al menos con una narración y a punta de fotos y videos lo que los afortunados que fuimos pudimos disfrutar. Solo le pido a Dios… que regrese 'Macca'.
1. Su interacción con el público: ¡Viva el Perú, carajo!
Emotivo momento con la bandera peruana.
Paul McCartney se robó el corazón de las más de 40 mil personas que llenaron el Monumental. De eso no hay duda. Pero el punto es que no solo fue por la calidad de su música y de su vital interpretación, como si fuera todavía el jovencito juguetón de Liverpool. También es porque se metió al bolsillo al público desde el pitazo inicial. Jugó con la gente, bromeó, hizo el payaso, se dio el trabajo de hablar bastante en español, en fin, interactuó con el público con una sencillez poco vista en otros artistas, mucho menos en las megaestrellas de la talla del ex Beatle. ¿Quién dijo que los ingleses eran flemáticos? Paul fue todo menos inglés, en ese sentido. Lo más recordado de la noche fueron sin duda las dos veces que gritó “¡Viva el Perú, carajo!” (darle click para ver el video), pero también estuvieron sus muecas, su juego con sus tirantes, sus contoneos, su compenetración con el público para hacerlo cantar o repetir sonidos o tonadas, o las pequeñas cosas que se notaba que hablaba con las fanáticas de la primera fila, así sea a través de guiños reproducidos a la perfección por las dos mega pantallas HD del escenario (algo creo nunca antes visto en el Perú). Dicho sea de paso, dentro del público desaforado, como uno más entre la muchedumbre, se pudo ver en las pantallas al cantante nacional Gianmarco totalmente absorto (parece que fue chiripa la toma). Dentro de esta interacción, destacó el coreo final de “Hey Jude”, que incluyó una separación entre hombres y mujeres, mientras McCartney bromeaba alentando a cada parte. Nueva conexión con el público: al volver por primera vez al escenario lo hizo corriendo, con una enorme bandera peruana ondeando. El estadio entero coreó “Perú, Perú, Perú” (algo que en esta coyuntura de polarización política hizo sentir un raro momento de comunión, llámenme naif o patriotero, si quieren. La gente incluso coreó "Paul presidente", vean el video, donde además se ve la fabulosa "Day Tripper"). Y, bueno, un momento cumbre con el público fue su improvisación del coro “Olé, olé, olé, olé, Paul, Paul!”, que algunos empezaron a corear tímidamente entre una canción y otra, para que el Beatle, en un rapto simpático de aquellos, empezara a puntear con su guitarra la tonadita, despertando así a todo el estadio, que gritó rabioso el corete bendito, apoyado por toda la banda. Fue, en la práctica, una canción más del repertorio de la noche y es el video que está colgado encabezando este punto. Inolvidable.
2.- Las guitarras de Paul (y sus pianos)
Algunas imágenes de los instrumentos utilizados por 'Macca' en Lima.
Algo que llamó la atención e hizo que mucha gente comentara y se mirara maravillada entre sí fue la manera en que Paul cambiaba de guitarras. No es que otros músicos no lo hagan también, pero en un momento llegó a ser tan seguido, cambiando de instrumento para cada canción, que era imposible no sonreír y decir “¡Otra! ¡Una más!”. No soy experto en instrumentos musicales (espero que mi amigo Ernesto Lúcar, viendo las fotos, y si lee este post, por supuesto, me ayude), pero McCartney pasó por guitarra acústica, bajo, mandolina, violín eléctrico y una guitarrita que no sé cómo se llama (¿Banjo?), entre otras, para un total de 8 guitarras diferentes, al menos en lo que pude contabilizar (que alguien me corrija si meto la pata, por favor). Además, usó su tradicional piano de cola, para al final cambiarlo por un simpático piano sicodélico. Fue un detalle anecdótico, que otros artistas también acostumbran (hasta Pedro Suárez Vértiz, huácala), pero digamos que McCartney es un ícono de la música y fue todo un placer ver a un genio musical tocar todo lo que sabe. Realmente admirable.
3.- El homenaje a George: Something
Paul y George.
Aunque primero hizo que el estadio aplauda al cantar la canción que le dedicó a John Lennon (“Dear Friend”), diciendo en español “esta canción la compuse pensando en mi amigo John”, y que es además de preciosa, significativa (el estadio entero suspiró, digamos, con la parte de la letra que dice “I love you”), uno de los momentos más emotivos de todo el concierto, y una de las canciones que más cantó el público (más que “Yesterday”, diría yo), fue cuando Paul dijo, en español también, “y ahora esta canción va en memoria de mi amigo George”, y empezó, mandolina en mano (insisto, ¿es una mandolina?), “Something”, ese gran gran tema compuesto por el mejor de los Beatles para muchos, que falleció a principios de los años 2000 víctima del cáncer. La canción no solo fue recibida con una ovación, y cantada con fervor. También emocionaron las imágenes proyectadas en la pantalla del escenario, con Paul y George juntos en blanco y negro, y luego muchas, muchísimas fotos y videos de Harrison en distintas etapas de su vida como Beatle y como solista. Momento Kodak. (No dejen de ver el video, que lo encontré en Youtube, pero he visto que es cortesía de mi buen amigo Milton Vela).
4.- Picos musicales
Pasemos a la música. Si bien fue McCartney el que tocó en Lima, es como si los cuatro Beatles hubieran estado presentes. Sir Paul tocó sus temas de solista con Wings, como “Jet”, “Let me Roll It”, la fabulosa “Band on the run” (uno de los picos de la noche, aunque no fuera beatle), o la apoteósica canciónl antes del encore “Live and Let Die”, que es protagonista de nuestro siguiente punto, pero el espíritu que se respiró fue esencialmente Beatle. Estuvieron presentes extractos de toda la maravillosa carrera del cuarteto de Liverpool. Debo destacar algunos momentos cumbre: uno inicial fue “All my Loving”. Un poco más adelante, aunque más sweet, “And I love her”. Un poco más allá, “Eleonor Rigby” y “Drive my Car”. Y luego “I’ve Got a Feeling”. El momento pico ya mencionado con “Something” hacía presagiar más explosiones en la tribuna, que ya empezó a volverse eufórica –más- con “Ob-la-di Ob-la-da”. Pero los bombazos vinieron en los tramos finales del concierto, antes de los dos encores que nos regaló Paul, con “Let it Be” y “Hey Jude”, especialmente esta última, que casi trae el estadio abajo. “Yesterday”, que la cantó en el segmento final, no causó el revuelo que se hubiera esperado, cosa que sí lograron “Day Tripper” y especialmente “Get Back”. En fin, un Beatle es un Beatle. Sir Paul es Sir Paul. Y, la verdad, con este mago de la música, The Wings es The Wings. No hubo una canción mala ni mal recibida por el público. Todas fueron vitoreadas, bailadas y, sobre todo, vividas al máximo. Solo me he limitado a pasarles el resaltador amarillo a algunas que destacaron en un concierto ya de por sí destacable, sin puntos bajos.
5.- Live and Let Die: El Bombazo inesperado
Si bien la canción y el momento más emotivo y vibrante del concierto, a mi parecer, fue “Hey Jude”, la bomba de la noche sucedió una canción antes, con “Live and Let Die”, de Wings, cuando en su parte instrumental, intensa y rockera, llamaradas de fuego, explosiones y un impresionante alarde de fuegos artificiales sorprendieron a los asistentes, por más que se sabe que McCartney suele hacer esto en esta canción. Lo que pasa es que el ambiente del concierto, si bien harto vital, te hace olvidar que un poco de pólvora podía caer bien después de todo. Por favor, gocen el video, también de Milton Vela, que lo vivió a diez metros.
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Bonus Track Las olas antes del concierto
Monumental en proceso de repletarse.
Luego vendrían las olas.
Quizá el escenario ayudó: un estadio de fútbol. Pero en efecto, como si de un partido de la selección se tratara, 45 mil personas empezaron, tibiamente primero, a hacer olas, que se cortaban en los huecos que aún había en las tribunas, y que el escenario terminaba de truncar. Pero faltando muy poco para que comenzara el espectáculo, cuando el Monumental lucía repleto, desde tribunas, palcos y campo, mientras las dos enormes pantallas de altísima definición pasaban una serie de fotos y videos de la historia de Paul y de los Beatles que duró 20 minutos, las olas comenzaron con frenesí. Comenzaban en Norte para continuar por Occidente, y, a falta de Sur, eran seguidas por la gente en el campo, que le dio el pase a Oriente para llegar nuevamente a Norte. Fue impresionante: 7 olas seguidas, sin parar, que terminaron finalmente en una ovación de aplausos que, casi casi, empalmó con la entrada del ex Beatle en su saco celeste.