miércoles, 5 de diciembre de 2012

Pequeño tour por mis libros de 2012


Me recuerdo a mí mismo que este blog no ha dejado de existir y que merecería quizá un poco más de mi atención para su actualización permanente cuando llega diciembre y el momento de escribir el post que más me gusta: Pequeño tour por mis libros del año. Ya lo hice en 2010 y 2011, y ahora para no romper la tradición lo hago con este año señalado por los supersticiosos como el último de nuestra existencia. Solo quiero recordar para quienes no leyeron las listas de los años anteriores, que este tour de libros se refieren a los mejores libros que he leído yo, el autor del blog, este año, sean de hace 50 años como del año en curso. Son los mejores que he leído durante los últimos 12 meses y quiero compartirlos con ustedes, como una suerte de recomendación (humilde, por supuesto).

Mi selección es más obvia este año que los anteriores, desde que incluye dos libros fresquitos y reconocidos. La completan un libro inclasificable de un autor bastante mencionado en este blog y un libro peruano de este año que, más allá de que el autor sea mi amigo, es brillante y todo un placer para el lector. Además, está un libro interesantísimo y a la vez atemorizante, que devoré en pocos días.

Antes de pasar a la lista, quiero destacar otras lecturas que no entraron, pero que serían libros súper recomendados por cualquiera, supongo. Este año, impulsado por la lectura del número 3 de la lista y la historia de Melville, emprendí la deliciosa aventura de releer “Moby Dick” y, para intentar captar toda su esencia, la locura de hacerlo en paralelo en español y en su idioma original, el inglés. Locura, porque es una novela escrita con arcaísmos del inglés y términos marinos que incluso traducidos son difíciles de entender. Pero la aventura sigue. Ya estoy por terminar ambas versiones, que fui intercalando por capítulos. Maravillosa experiencia con Ismael, Ahab y la ballena. Otra lectura que quisiera destacar es esa joya que es “Nuestro amor es como Bizancio”, antología de poemas del noruego Henrik Norbrandt. También me encantó "Formas de volver a casa", de Zambra y leí el clásifo del periodista alemán, GunterWalraff, "El periodista indeseable" (su caracterización de diferentes personajes para develar la verdad periodística es increíble). Otro libro que recomiendo es "Un día en la vida de Iván Desisovich", del Nobel Alexander Solzhenitsyn. Finalmente, compartir mi fracaso en leer “Bajo el volcán”, de Malcolm Lowry, que he dejado a la mitad, pero que pienso retomar apenas pueda. ¡Vaya libro para seductor y a la vez duro de leer! Mi error: leerlo durante un viaje. Lo guardaré para cuando tenga tiempo para leerlo de tirón en tirón. Finalmente, decir que he empezado a leer por fin “Los ángeles del infierno”, de Hunter Thompson, y está siendo una gran experiencia conocer y hasta convivir junto a Thompson y su periodismo gonzo la realidad de los temidos motociclistas californianos. Sin más, a la lista.

Del autor de "Las correcciones",
"Libertad" fue considerada una de las mejores
novelas de 2011.
1. Libertad (2011) – Jonathan Franzen
Como escribió en su reseña Juan Carlos Méndez en la revista Buensalvaje (1), destaca que Franzen haya elegido este título para una historia donde los protagonistas están encarcelados. Aquí el mérito es volver lo local y puntual en universal: una familia del medio oeste norteamericano atrapada en su disfuncionalidad nos hace sentir, sin embargo, identificados. Como dice el clisé, es una “radiografía de nuestro tiempo”, personal y social, pero quizá sea la mejor forma de resumirlo. Walter, un padre emocional y económicamente pobre. Patty, una madre y esposa freak, que se casa a pesar de estar enamorada del mejor amigo y eterno competidor de Walter, Richard, el rockero maloso. Es una historia de represión, de jaulas psicológicas, de falta de comunicación, y finalmente de traiciones hasta cierto punto comprensibles. Un iceberg que oculta mucho debajo, revelado por la pluma de Franzen con maestría a través de un narrador, como recuerdo que escribió Méndez, “despiadado con sus personajes”. Y es que no se cuenta y evidencia, se muestra. A través de varios cientos de páginas, se muestra una suma de elementos puntuales que finalmente conmueven y perturban en un todo que se arma en la cabeza del lector. “Libertad” no es la típica novela que dice A+B=C. Cuenta una historia que a primera vista puede parecer simple –padres disfuncionales, triángulos amorosos, familias que fingen- por la complejidad de su especificidad –el rockero, el aburrido, la rara-. Pero esa mezcla de simpleza y complejidad hace que “Libertad” nos sacuda. Que el sueño americano parezca un chiste. Que sintamos profundamente el fracaso, la cadenas y, finalmente, por qué no, la libertad.

La editorial Impedimenta,
traída por Los Heraldos Negros a Perú,
nos permite disfrutar de las joyas de Lem.
2. Vacío perfecto (1971) – Stanislaw Lem
Ya el año pasado incluimos en lalista “Fiasco”, de Lem. Una obra de ciencia ficción donde el hombre intenta comunicarse con una civilización extraterreste y, a la par, nos muestra las limitaciones de nuestra humanidad. Lem es conocido mundialmente por sus obras de ciencia ficción, especialmente por “Solaris”, llevada dos veces al cine. Pero también era, un poco como Asimov, un hombre de ciencia. Algunos de sus libros son en realidad manifiestos científicos –esos, por desgracia, no están traducidos al español-. Pero sobre todo es un hombre increíblemente imaginativo. Este “Vacío perfecto” es un libro que reúne reseñas de libros que no existen. Que son imaginados por la mente de Lem desde la pluma de un reseñista que pondera, juzga y cuenta. Literatura pura, pero literatura específicamente de la creación: de nuevas ciencias, mundos,  lenguajes, literaturas, versiones de la Historia, sistemas filosóficos, cosmogonías. Usted nómbrelo. Uno de los libros reseñados habla de una nueva versión de Robinson Crusoe en la que el protagonista compensa su soledad con personajes salidos de su imaginación. Otro habla de una sociedad en la que ya no existe el sexo. Hay una historia maravillosa de cómo un grupo de nazis recrea en Argentina la Francia del siglo XVII. Otra, “Do yourself a book”, es un bestseller que propone a los compradores alterar a su gusto las tramas de las novelas famosas. O “Being. Inc.”, donde una empresa configura toda la vida de sus clientes, despojándola de espontaneidad. Y ahí está el puente entre esta obra de Lem y su ciencia ficción: en su capacidad imaginativa. Todos los libros reseñados en “Vacío perfecto” tratan, de una u otra manera, de la creación de nuevos escenarios, formas de pensar o de existir. La primera reseña es sobre la propia “Vacío perfecto”, de Lem, en donde el reseñista-narrador cuestiona si Lem escribió solo prólogos por falta de capacidad e imaginación para terminar los libros. Nos queda claro que no es así.

Melville y Lima en la primera
novela del poeta peruano,
Jerónimo Pimentel. 
3. La ciudad más triste (2012)  - Jerónimo Pimentel
Sé que no puedo ser objetivo sobre este libro. El autor es un gran amigo. El resultado, en mi poco objetivo parecer, es el mejor libro peruano que he leído este año. Y de lejos. Un libro que no solo recrea literariamente el paso de Herman Melville por Lima, la ciudad más triste, con un cielo blanco, como si se tratara del paladar del leviatán que inmortalizaría Melville y obsesionaría a Ahab. Es un libro cuyo lenguaje es tan importante –o más- que la historia misma. Un lenguaje que no solo recrea un intercambio epistolar, una época, una ciudad y unos habitantes: es un lenguaje que vive. Pocas veces he leído una novela que me genere tanto placer leer por el simple y llano lenguaje. Y que me haya dejado tantas imágenes memorables (dignas del poeta que es Pimentel). Qué puedo decir. Me parece un libro brillante. Pero como no puedo ser objetivo, como ya dije, les dejo la reseña de Philip Winter, publicada en la revista Buensalvaje:

“Blanco, el color de la pureza. Al menos para la mayoría. Pero para Herman Melville, el blanco invocaba el horror. También propiciaba una ambivalencia cetácea: en Moby Dick, el espasmo o el asombro van de la mano –cinco dedos siempre sujetos a un arpón–, sensaciones propiciadas por una feroz ballena blanca, un leviatán dispuesto a devorar el mundo. Esa visión inmaculada que debería redimirnos, ahora nos enfrenta a nuestro sentido de la existencia. La muerte blanca desciende, tarde o temprano, sobre nosotros.
Para Jerónimo Pimentel, un profundo y minucioso lector de la obra de Herman Melville, la ballena siempre estuvo ahí. El saldo de cuentas de esa obsesión se llama La ciudad más triste, su primera novela luego de tres poemarios y un libro de prosas. El arpón se convierte en una pluma que perfila una ciudad tragada, colindante con el mar. Lima, la ciudad-ballena.
Aquí Melville dialoga con su colega Nathaniel Hawthorne mediante cartas. Pimentel se vale de la licencia epistolar para ponerse en la mente de Melville. El objetivo: adentrarse, una vez más, en las entrañas del cetáceo, desentrañar el misterio del paso de Melville por Lima en diciembre de 1843, escala sobre la que se sabe casi nada. Melville incursiona en la ciudad como quien supera las barras de unos anillos concéntricos. Las capas se develan y un Melville alucinado expone su radiografía de la condición humana con frases como esta: «Qué poca cosa es un hombre en el Perú; es tan evidente su fragilidad ante la magnitud despótica de la geografía que lo contiene». Hay también peripecias, una fuga de la cárcel y un terremoto, contados a través de reflexiones, diálogos y una variedad de recursos literarios. En fin, es una novela. Pero al lector le quedarán, sobre todo, sus imágenes. Sus devastadoras y resplandecientes imágenes, labradas con oficio por un poeta que, en el fondo, es también un narrador a secas. Porque el tono y la atmósfera densa de este libro son una virtud. Su lenguaje es una realidad en sí misma. Una ambición simbólica sobre una ciudad real y a la vez fantasmal. Un guiño a la forma de la ballena que vendrá por nosotros”.

Marías volvió con fuerza, con este libro,
considerado por muchos el mejor
del año pasado.
4. Los enamoramientos (2010) – Javier Marías
Javier Marías es uno de mis autores favoritos. Novelas como “Mañana en la batalla piensa en mí”, “El hombre sentimental” o libros como “Salvajes y sentimentales” (sobre fútbol) y “Vidas escritas” (biografías-cuento de escritores), han sido acompañantes fieles en provechosas horas de lectura. Luego Marías se propuso la titánica hazaña de la trilogía “Tu rostro, mañana”: una novela de 1.592 páginas, tres volúmenes y siete partes; una obra infumable para algunos, y absolutamente genial para otros. No la leí, confieso. Cuando vi que Marías volvía, con “Los enamoramientos”, no pude más que alegrarme. Encima, ganó muchos premios, entre ellos el mejor libro del año para El País de España, por sobre “Némesis” de Philip Roth y la aquí mencionada “Libertad”, de Franzen. Fui corriendo a comprar el libro. La narradora-protagonista es una mujer y vaya que Marías sabe hacer que sus narradores sean absolutamente verosímiles. El hecho de que María, la editora que se enamora del protagonista de una trama detectivesca, sea tan real. Que sus pensamientos sobre el amor, sus dudas, sus cuestionamientos desde su feminidad, sean tan reales, ya es suficiente para decir que este libro es genial. Además está la trama, que atrapa. Y por supuesto ese toque clásico de Marías, que me recordó mucho a “Mañana en la batalla…”, de reflexionar, incluso de filosofar. ¿El amor puede ser ciego hasta en lo más evidente? ¿Estamos dispuestos a todo por amor, incluso matar o morir? ¿Hasta dónde llega la dignidad o precisamente la dignidad se trata de ser fiel a lo que se siente? Son preguntas que uno va sacando de esta lectura rica, entretenida y a la vez profunda.

Si quieres estar preparado
para el apocalipsis zombi, este es tu libro.
5. Zombi. Guía de supervivencia (2003) – Max Brooks
Max Brooks, hijo de Mel, es considerado ya una autoridad en el tema zombi. Este es su primer libro al respecto. Puede parecer un tema iluso o incluso entretenido, pero lo que genera este libro es, literalmente, miedo. Preocupación. Empiezas leyéndolo con despreocupadas ganas de saber sobre los zombis y divertirte un rato y a las pocas páginas te preguntas si estás preparado para sobrevivir si la crisis sobreviene. Es una guía minuciosa, no se imaginan cuánto, para que el lector pueda salir vivo a diferentes tipos y grados de amenazas y brotes zombis. Cómo debes prepararte, qué debes hacer, qué armas tienes que tener a mano, cómo huir, cómo atacar, cómo esconderte, cómo reaccionar ante diferentes escenarios. Por supuesto, cuenta primero de dónde vienen los zombis, el virus “Solanum” que los genera; explica su biología, sus movimientos, sus reacciones: todo lo que se necesita para estar preparado. Finalmente, el libro cierra con una documentada serie de eventos históricos de apariciones zombis, desde Mesopotamia hasta nuestros días. Luego de esta guía, escribió la novela Guerra Mundial Z, próxima a ser estrenada en los cines (aunque con un argumento cambiado). Está de más decir que estoy deseoso de leerla.

Y USTEDES, ¿QUÉ LIBRO QUE LEYERON ESTE AÑO LES PROVOCA RECOMENDAR?

lunes, 15 de octubre de 2012

Lo mejor y lo peor en REMAKES


Ya alguna vez hice algo parecido con covers. Ahora es la versión fílmica, remakes. Elaboré una lista que responde tanto a factores objetivos como a mi nostalgia. Hay otras que pudieron estar, pero han pesado en mí más las referencias personales, quizá. También me he visto amarrado por mi escaso bagaje cinematográfico, pues no he visto muchas de los binomios original-remake que deberían estar, quizá en esta lista. Comentaré solo de las que he podido ver ambas versiones, lo que deja de lado algunas conocidas como “Por un puñado de dólares” (1964), de Sergio Leone (remake no oficial del clásico de Kurosawa “Yojimbo”), la "Gran Estafa" que reunió a Pitt, Clooney y compañía (no he visto la original), Nosferatu de Herzog (no he tenido el placer de verla), “Los infiltrados” de Scorsese, o la siempre mencionada “La invasión de los UltraCuerpos”, por citar solo algunos  ejemplos distintos y de distintos géneros. Hay unos que no pondré porque no son grandes remakes ni tampoco malos, simplemente son cumplidores, como por ejemplo “Charlie y la Fábrica de Chocolates”, que a pesar de ser una buena película, ni Tim Burton ni Johnny Depp lograron superar al Wonka original interpretado por Gene Wilder (ni tampoco la gracia especial que tenían los umpa-lumpas). Y así podría seguir. Mejor pasemos a la lista que, para mí, quedó al final:

1. La cosa (John Carpenter, 1982)
Kurt Rusell en el remake que se transformó en clásico.
Es sin duda uno de esos pocos remakes que ha superado a la versión original. Ya la hemos mencionado en este blog como una de las mejores películas de terror, y es que la obra de Carpenter es completa: suspenso en extremo, efectos visuales loquísimos (y asombrosos para su época), drama psicológico, buenas actuaciones, ambientación. Es una película que captura de principio a fin. Es una verdadera joya. La original, “La cosa de otro mundo”, de 1951, era un thriller intenso, claustrofóbico, y considerado uno de los grandes clásicos del género pero es difícil decir que la versión de Carpenter es inferior y esa es su gran virtud: lo que vemos en pantalla le gana a la nostalgia por el original.

2. La mosca (David Cronenberg, 1986)
La original, serie B. El remake, obra maestra de Cronenberg.
Quien ha visto siquiera un pedazo de la cinta original de 1958 de George Langelaan se da cuenta de inmediato de que es una película de serie B, no muy ambiciosa e incluso cursilona, cuya valía ha ido desapareciendo con el pasar de los años: es de esas películas que envejecen pésimo. En cambio, Cronenberg supo darle corazón, esa extraña mezcla que ya le conocemos entre el horror y el amor. Toda una metáfora de lo que es el amor cotidiano. Sin duda, otra de esas películas que superan a la versión original.

3. Scarface (Brian de Palma, 1983)
Sea mejor o no que la original, es un icono del cine.
Díficil decir qué película es mejor: el original de Howard Hanks de 1932  o esta de Brian de Palma de 1983. Ambas son clásicos del cine. Pero este es uno de esos tributos que salen estupendamente bien, tanto como para ser recordados al nivel de sus homenajeados. El Tony Montana de Al Pacino es ya un icono del cine mundial. El violento guion de Oliver Stone para de Palma, una obra maestra. La escena final de “Say hello to my Little friend”, una instantánea para siempre. Pero no podemos olvidar el modelo en el que se basaron Pacino-Stone-De Palma para hacer este remake memorable: el Tony Camonte de Paul Muni, la inmensa cinta producida por el mítico Howard Hughes.

4. El amanecer de los muertos (Zack Snyder, 2004)
Una relectura actual y dinámica del maestro Romero. Nada mal.
El reto no era pequeño: revivir “Zombie: dawn of the dead”, de 1978, uno de los títulos de culto del género zombi, nada menos que de George Romero, segunda parte de “La noche de los muertos vivientes”. Snyder, que luego haría “300”, le imprime velocidad a los muertos vivientes de Romero (a lo Danny Boyle en “28 días”), dándole una visión propia al escenario: personajes refugiados en un centro comercial rodeado de zombis, un refugio que termina siendo su prisión, con no pocas reflexiones en el transcurso de la trama. Como ha escrito Robert Kirkman, creador de The Walking Dead, son este tipo de enfoques, esos que permiten hablar del ser humano y de sus reacciones frente a situaciones límite, los que hacen a una película de zombis buena. Nada mal este remake de 2004, salvando las distancias con el maestro Romero, claro está.    

5. Déjame entrar (Matt Reeves, 2010)
La original sueca es superior, pero el remake es
una adaptación perfecta para un nuevo mercado.
El original, “Let the right one in”, de 2008, es una película sueca de Tomas Alfredson. Un niño que sufre bullying traba amistad con una niña vampira que vive cerca de su casa, en Estocolmo. En parte policial (el adulto que se hace cargo de la niña vampiro asesina para poder conseguir sangre para ella), y en mucho psicológica (la relación entre la pequeña vampira y el niño transita entre la rareza, el miedo, la frustración y el amor). La versión estadounidense, incluso, iba a ser dirigida por el propio Alfredson, pero finalmente este lo rechazó. El ambiente es similar, así como la trama y el desarrollo. Sin embargo no es un calco que no aporte. Sin ostentar la belleza de la original, es una remake con mucha fuerza, que sigue la trama original, pero que intenta dirigirse a un público más amplio, no acostumbrado necesariamente al ritmo de las películas europeas. Con todo, es una muy buena adaptación de una original a un contexto de idiosincrasia diferente. A diferencia de otros intentos de adaptar una obra europea a una película en inglés, como Vanilla Sky/Abre los ojos, no se cae en el calco absurdo pero tampoco en la corrupción del espíritu del original. Recomiendo ambas versiones (aunque me quedo con la sueca) (También me quedó con la versión sueca de la serie Millenium, frente a La Chica del Dragón Tatuado, de Fincher, dicho sea de paso).

---
¿Y las peores?
Aquí hay un sinfín, y ha sido difícil destacar solo cinco. Igual me daré el placer de mencionar algunas recientes como el terrible remake de “La cena de los idiotas (Le Dîner de Cons) de Francis Veber (1999) en versión gringa (The dinner of smucks), a pesar de buenos actores como Steve Carrell y Paul Rudd. Otro caso es el remake gringo de la exquisita comedia inglesa de humor negro, Death at a Funeral, de Frank Oz. En la original tenemos, incluso, al genial Peter Dinklage como el enano (Tyrion Lannister en Game of Thrones), mientras que en la versión afroamericanizada de Neil LaBute con Chris Rock y Martin Lawrence es una lágrima y sin la sutileza de la original. En fin, esas no son las peores, las peores son:

1.  Psicosis (Gus Van Sant, 1998)
El remake más absurdo de todos los tiempos.
Y con peores resultados.
Sin duda se lleva el número 1. Para empezar, fue todo un despropósito siquiera plantearse la idea de hacer un remake de la joya de Hitchcock. Ni siquiera el homenaje (bueno o malo) basta para justificarlo. Ni siquiera si es de la mano de Gus Van Sant. Toma por toma, la cinta es un calco del original, lo que resulta absurdo con un clásico del cine. Además, con actuaciones que no son ni la sombra de las originales.

2. El Planeta de los Simios (Tim Burton, 2001)
La original versus el remake de Burton. 
Debo confesar que cuando me enteré, allá por el año 2000, que Tim Burton haría un remake de una de mis películas favoritas, El planeta de los simios, me entusiasmé. Sin embargo, el resultado fue terrible. Aunque Burton intentó darle un cierto de punto de vista sombrío a la película a nivel sobre todo visual, esta terminó siendo aburrida, predecible e incluso poco verosímil. Una decepción. Este Planeta de los Simios de Burton no aporta nada: ni una nueva visión, ni una reinterpretación, ni una crítica actualizada a la sociedad (tan presente en la versión original), ni una atmósfera de caos apocalíptico, nada. Y ciertamente con un final que parecía abierto (e inexplicable), pero que fue la gota que rebalsó el vaso del fanático de la cinta de 1968 interpretada por Charlton Heston (que por cierto hace un papel pequeño pero importante en esta versión). Lo peor de Burton, de lejos. La única razón para siquiera intentar volver a ver esta película es la belleza de Estella Warren y quizá un poco de la fuerza de la interpretación de Tim Roth como el general de los simios.

3. El día que la tierra se detuvo (Scott Derrikson, 2008)
Bodrio protagonizado por Reeves.
Me remito a lo dicho por Bruce Paterson, de la Asociación de Críticos de Cine de Australia: “La cinta es un triste destino para un sincero homenaje al clásico de Robert Wise de 1951”. Igual, creo que Paterson es demasiado generoso. La original de Wise es considerada una joya de la ciencia ficción y la versión interpretada por Keanu Reeves, una de las peores películas de 2008. El personaje de Reeves, Klaatu, es aburrido y distraído, recordando incluso al Neo de “The Matrix”. Pero más allá de la actuación del protagonista, el mensaje de la cinta original se pierde y se pierde en un argumento poco original y tal como indica el título de la película: lento, estático, que parece haberse detenido, como más de un crítico ironizó. Hay que recordar que la cinta original ganó un Globo de Oro y es preservada en el Registro Nacional de Filmes de la Biblioteca del Congreso estadounidense por ser considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa”. Nada de eso se puede decir de la película de Derrikson, que es más un alarde de efectos especiales que una obra que intenta decir algo sobre el calentamiento global y el fin de la tierra.

4. Arthur (Jason Wyner, 2011)
Bobalicón Russell Brand no le llega ni
a los talones al inigualable Dudley Moore.
Esta me molesta especialmente, como El planeta de los simios, porque “Arthur”, la versión original de 1981 con Dudley Moore y Liza Minelli, es una de mis comedias favoritas de niñez. El millonario borrachín que interpretaba Moore quedó, en manos de Russell Brand y de los guionistas de la nueva cinta, en un bobalicón superficial y aniñado. ¿Un guiño a la irresponsabilidad del Arthur de Dudley? Puede ser, pero lejos de estar a la altura, en esa historia donde Arthur solo puede seguir siendo millonario si se casa con una mujer que no ama, cuando en realidad está muerto por una chica que no tiene donde caerse muerta (Liza Minelli). El humor auténtico de la original es reemplazado por uno simplón, con toques de cursilería, en la nueva versión. Una lástima.


5. King Kong (Peter Jackson, 2005)
Película rescatable, mal remake. Le falta
el corazón de su antecesora.
A pesar de no ser una mala película, es un pésimo remake. El gorila puede ser mucho más real (especialmente si quien le da vida es el genial Andy Serkis, Gollum en “El Señor de los Anillos”) y los actores haber hecho buenas interpretaciones, especialmente Jack Black. La estética puede ser incluso interesante. Pero el corazón de la película, ese sentimiento que te transmite la gran bestia al enamorarse de la chica linda, no se llega a transmitir, quizá por las largas persecuciones y peleas tanto del héroe de la cinta (Adrien Brody) como del mismo animal, en la isla Skull. Y, por supuesto, porque simplemente Kong y la rubia no hacen clic. Como sí hicieron clic, y en gran parte por la genial actuación de Jessica Lange, en la versión setentera. Esto prueba que un presupuesto millonario, alta tecnología e incluso un buen reparto y un gran director no aseguran que un clásico vuelva a cobrar vida, ni siquiera a manera de homenaje. Insisto, no es una mala película, simplemente la original tiene alma y esta no. Eso sí, los primeros 30 minutos de la película son notables.

lunes, 20 de agosto de 2012

Momentos Inolvidables de los Juegos Olímpicos

Pebetero de Barcelona 92'. Fue encendido
espectacularmente con una
flecha (aunque esta, en realidad, no dio en el blanco)

Aún con los Juegos Olímpicos de Londres frescos en la memoria, y con el blog un poco paralizado en los últimos meses, decidí hurgar un poco en mis recuerdos, algunos vistos en vivo y otros en grabación, para resaltar algunos hitos históricos de la historia de los Juegos Olímpicos. Entre la lista bien pudo estar también el símbólico gesto de los atletas afroamericanos que en México 1968 hicieron el saludo del “Black Power” desde el podio, por lo cual el Comité Olímpico los expulsó, el recuerdo del gran Sergei Bubka que si bien no mostró lo mejor de su carrera en las Olimpiadas, es considerado el mejor saltador con garrocha de la historia. O también atletas para el recuerdo, como Javier Sotomayor en Salto Alto. O el equipo de fútbol de España en Barcelona 92. O, claro, el fenómeno Bolt, que ha logrado llevarse las dos medallas de oro en 100 y 200 metros planos, siendo el primer atleta de la historia en ganar en ambas pruebas en dos juegos consecutivos (además de tener las tres mejores marcas de la historia en 100 metros). O, por supuesto, la inauguración de Barcelona 92 con la flecha encendiendo el pebetero. Mi lista final sería la siguiente.

1 Jesse Owens y Hitler – Berlín 1936
Jesse Owens, en el podio como ganador, en Berlín 1936.
La imagen del saludo nazi del atleta de al lado es elocuente.
Es uno de los pocos –quizá el único- que puede decir que hizo lo que quiso frente a Adolf Hitler. En las Olimpiadas de Berlín, diseñadas por Hitler para consolidar la propaganda del régimen nazi, Jesse Owens, americano de ascendencia africana, desafió la creencia del Füher sobre la superioridad física de la raza aria. Owens ganó el oro en 100 metros, 200 metros (récord olímpico), salto largo (récord olímpico) y los relevos 4x100, llevándose 4 medallas de oro en atletismo en un solo juego, algo nunca antes hecho y que no se repetiría hasta 1984, con  Carl Lewis. Owens, entre banderas con la esvástica, hizo desatar la furia de quien comenzaría, poco tiempo después, la Segunda Guerra Mundial. Sus hazañas formaron parte de “Olympia”, la película de la cineasta Leni Reifensthal, conocida por haber ofrecido su talento a la propaganda nazi. Esta demás decir que Hitler, en su ira, no asistió a ninguna de las premiaciones de Jesse Owens.

La perfección hecha atleta: 14 años, 1.50 de altura y 10.0
de puntuación. El marcador no estaba diseñado para marcar
10.0 y marcó en su lugar en 1.00.
2 Nadia Comaneci y la calificación perfecta – Montreal 1976
Su nombre es una leyenda. La gimnasta rumana pasó a la historia de los Juegos Olímpicos a los 14 años, cuando obtuvo 3 medallas de oro, otra de plata y una más de bronce, pero sobre todo por aquella actuación en las barras paralelas asimétricas que fue evaluada por los jueces con un 10.0, la calificación más alta. Aquel fue el primer 10 para una gimnasta en la historia de los Juegos. La anécdota se extiende, además: era tan inesperado una puntuación tal, que el marcador reflejó un “1.00” como puntaje porque, en esos años, no se podía registrar aún dos dígitos para números enteros. Luego de esta rutina perfecta, acumuló otras seis que le valieron un 10 perfecto.

3 Michael Phelps y sus récords de medallas – Beijing 2008 / Londres 2012
22 medallas tiene Phelps. Recientemente
se han puesto en duda las 6 que ganó en
Londres por un tema publicitario.
La historia reciente de los últimos Juegos Olímpicos nos dice que el nadador Michael Phelps es el atleta con más medallas de la historia: 22 (18 oros), tres más que la histórica Larissa Latynina, quien consiguió en toda su carrera olímpica nada menos que 18 en gimnasia artística, 9 ellas de oro, en Melbourne 1956, Roma 1960 y Tokio 1964. Es decir, batió un récord que llevaba casi 50 años. Pero eso no es todo. Phelps, quien ha batido récords mundiales de natación 32 veces, ya había roto otro récord histórico de los Juegos cuatro años antes, en Beijing: en aquella olimpiada ganó 8 preseas doradas en un solo Juego, superando las 7 que ostentaba el legendario Mark Spitz desde 1972.

4 Michael Jordan y el Dream Team – Barcelona 1992
Equipo de leyenda, el Dream Team original.
Lo que ahora se conoce como “Dream Team” en baloncesto, en referencia al seleccionado estadounidense, nació en los Juegos de Barcelona, cuando las reglas olímpicas permitieron la participación de basquetbolistas profesionales. Así, aquella vez fue la primera en que los astros de la NBA pisaron canchas olímpicas. Los logros de los equipos de USA en Londres y en Beijing es destacable, pero nunca tanto como lo conseguido por aquel dream team original, que apabulló a todos sus rivales, ganándoles por 44 puntos en promedio. La final se la ganaron a Croacia por 32 puntos (en Londres, USA ganó por un corto margen a España), y el técnico Chuck Daly nunca pidió un tiempo muerto. Él llegó a decir de este equipo “Era como juntar a los Beatles con Elvis y salir de gira”. Cierto es que el nivel del baloncesto hoy en día es más físico y atlético y que las distancias se han acortado entre la NBA y el resto de equipos del mundo. Pero tener en un solo equipo a 10 de los mejores 50 jugadores de la historia de la NBA es algo irrepetible: Michael Jordan, Scottie Pippen, Karl Malone, John Stockton, Patrick Ewing, David Robinson, Drexler y Mullin. Incluso Larry Bird, que andaba con serios dolores de espalda y se retiró ese mismo año, y Magic Johnson, que llevaba 8 meses en el retiro, destacaron a su modo y por su presencia.  Jordan ya había ganado el oro olímpico antes de su debut en la NBA en Los Ángeles 84’ y este triunfo aumentó aún más la leyenda del más grande de todos los tiempos, al que todavía le quedaban finales de la NBA por ganar. Y forjó la del equipo más soñado que se haya visto, por qué no.

5 Carl Lewis – Los Ángeles 1984 / Seúl 1988 / Atlanta 96
El Hijo del Viento. Ganó 10 medallas olímpicas, 9 de oro. 
Se le conoció como El Hijo del Viento. Y con razón. Ganó en Los Ángeles cuatro medallas de oro, igualando el récord de 1936 de su compatriota Jesse Owens: 100 metros, 200 metros, salto largo y posta 4x100. En toda su carrera ganó 10 medallas olímpicas, 9 de ellas de oro. Su especialidad, además de las pruebas de velocidad, fue el salto largo: en Seúl 1988 fue el primer atleta de la historia en ganar la prueba de salto largo en dos juegos consecutivos. Esta prueba la ganaría también en Barcelona 1992 y en Atlanta 96. Con este cuarto oro en salto largo en Atlanta, se unió al lanzador de disco Al Oerter y al regatista Paul Elvstrom como los únicos atletas de la historia en ganar 4 oros en la misma prueba en Juegos Olímpicos consecutivos, hazaña que aún está imbatida. Queda una pregunta pendiente. Carl Lewis llegó en plena forma a Los Ángeles 1984, pero integraba el equipo para Moscú 1980. El boicotde Estados Unidos a la justa olímpica en Rusia en plena Guerra Fría le impidió participar. ¿Cuántas medallas hubiera podido conseguir El Hijo del Viento si hubiera podido competir en Moscú?

--
BONUS TRACK
Abebe Bikila, el maratonista descalzo – Roma 1960
El atleta etíope corrió descalzo la maratón.
La historia de este corredor etíope es sencillamente increíble. Minutos antes de correr en la prueba reina de los Juegos Olímpicos, la Maratón, no pudo conseguir unas zapatillas que lo hicieran sentir cómodo, así que decidió correr los 42 kilómetros de la prueba tal y como había entrenado en su país: descalzo. Mientras corría, Bikila buscaba entre sus competidores al que usara la camiseta 26, pues su entrenador le había dicho que ese número era el que usaría el favorito para la prueba, el marroquí Ben Abdessellam. En el último tramo de la carrera, Bikila vio ante sí a un corredor con el número 185 y pensando que el marroquí de la 26 estaría aún más adelante corrió aún con más energía, hasta sobrepasar al 185 y cruzar la meta sin saber que Ben Abdessellam al final había cambiado de número a 185. Bikila no solo había ganado el oro, sino que batió el récord mundial de entonces. Así, se convirtió en el primer atleta negro en ganar un oro olímpico representando a un país africano. Encima, repitió el plato cuatro años después, en Tokio 1964, convirtiéndose también en  el primer atleta en ganar esta prueba en dos ediciones consecutivas.  Lo trágico de la historia es que pocos años después, cuando el atleta tenía 37 años, quedó parapléjico luego de un accidente automovilístico, condenado para siempre a usar una silla de ruedas. En 2009, se estrenó una película basada en su historia: “El atleta”.

martes, 29 de mayo de 2012

Villanos de película

Freddy Krueger acechaba
cuando te quedabas dormido.
¿Qué más terrorífico y villanesco que eso?
En el post pasado hablamos de las villanas de película. Ahora veamos esos caballeros que, con sus personajes, nos llenaron de miedo, de desprecio o de impotencia. Tenemos desde el mafioso como Michael Corleone (Al Pacino), o los monstruos de película, como Vincent Price, Christopher Lee, Bela Lugosi o Gary Oldman, interpretando cada uno a su manera a Drácula. O, por qué no, más absurdos, como el Beetlejuice interpretado por Michael Keaton. Está el vengativo ex preso Max Cady que interpreto De Niro en “Cabo de miedo”. O villanos más sutiles y refinados, como el personaje de Patricia Highsmith, Tom Ripley, interpretado por Matt Damon y especialmente el que dio vida John Malkovich en “El amigo americano”. También están los macabramente dementes, como “John Doe” (Kevin Spacey), que nos aterró con los siete pecado en “Seven”, o Anton Chigurh, que le valió un Oscar a Javier Bardem en “No Country for Old Men”. O los que queremos matar a como dé lugar, como Bill, de “Kill Bill”. No pasan desapercibidos Tobin Bell, como el calculador Jigsaw, de la sangrienta saga “Saw”, o el histórico Stephen Boyd, como el traidor Messala que envió a su mejor amigo y a su familia a un infierno viviente, en “Ben Hur”. O abiertamente “de terror”, como Freddy Krueger (“Pesadilla en Elm Street”), Jason (“Viernes 13”) o Michael Myers (“Halloween”). Incluso los robóticos sin rostro, como Hal-9000 en “2001: Odisea en el espacio”. O el replicante Roy Batty, implacable pero siempre cuestionándose acerca de su propia mortalidad (las escenas finales de “Blade Runner” son excepcionalmente mágicas, digamos). O brutales como “The Butcher”, del genial Daniel Day-Lewis, en “Gangs of New York”. En fin, hay de todo, y seguro se me escapan muchos, muchísimos, así que espero sus aportes. Aquí la lista:


1. Darth Vader (David Prowse - Star Wars)

"Yo soy tu padre". No hay más que añadir.
Aunque David Prowse fue quien diera “movimiento” al antiguo caballero Jedi conocido como Anakin Skywalker, fue la estentórea voz de James Earl Jones quien le imprimió al personaje de Darth Vader un sello propio. Propio del lado oscuro de la Fuerza, está de más decirlo. Un villano con una respiración espeluznante, más máquina que humano, que domina la fuerza que une a la galaxia y puede dejarte sin respiración con solo su mente, parar disparos de rayos laser con su mano y que blande una espada de luz roja como la furia: ese es un villano. Además, con un perfil psicológico a destacar: transformación de una joven promesa de la bondad a estandarte del lado oscuro, Vader también es villano porque intenta corromper a su propio hijo. Y cómo olvidar la revelación que remeció a miles en El imperio contraataca: “Yo soy tu padre”. Y también villano porque es humano ante todo, a pesar de su apariencia mecánica. Al final, la redención llega en sus últimos minutos de vida, salvando a su hijo. Personaje redondo, digan lo que digan los detractores de Star Wars.

2. El Guasón (Heath Ledger - El Caballero de la Noche)

El Joker del fallecido Heath Ledger ya
está en la historia del cine. Brillante.
Aunque Jack Nicholson ya había hecho una buena interpretación del personaje del comic de la DC,  dándole una personalidad absurda y macabra en la versión de Tim Burton de Batman, Heath Ledger nos llevó a una dimensión más oscura, más “a lo Frank Miller”, me atrevería decir, del eterno némesis del hombre murciélago. No solo con una caracterización convincente y más realista, sino con juegos de voz y de locura que estremecieron por su autenticidad. Ese “Why so serious?”, esas risas desenfrenadas, pero reales, de un loco, superaron al maestro Nicholson en el sentido de humanizar aún más al personaje, sacándolo de la caricatura payasesca, y elevándolo a un genio del crimen, maligno, calculador, loco y outsider, complementándose –a la vez que oponiéndose- a la perfección con el antihéroe al que se enfrenta. Se llevaría el Oscar póstumo a Mejor Actor de Reparto.

3. Hannibal Lecter (Antonhy Hopkins - El silencio de los inocentes)

Tan terrorífico como seductor, el personaje
de Hannibal el Canibal se merece un puesto en la lista.
Hannibal “El Canibal” Lecter es un personaje tan aterrador como seductor salido de la cabeza del autor Thomas Harris. Hopkins lo llevó a un nivel terrorífio en la gran adaptación de Jonatan Demme al cine, a tal punto que un personaje que, en teoría, era, a pesar de su importancia, secundario, se convirtió en absolutamente protagónico. La voz de Lecter, la cadencia con la que esgrime sus juegos mentales, la mirada penetrante que hiela los huesos, el temor que solo su presencia infringe… Es una obra maestra de la actuación. El sonido estremecedor que hace Lecter contra la luna de su prisión, simulando estar saboreando carne humana es una escena clásica del cine. El ritual de matanza de Lecter cuando escapa de sus captores, golpeando al guardia como si estuviera santificándolo. La máscara para evitar sus dentelladas. Sus gustos “culinarios” (“With some fava beans and a nice Chianti”). La vocalización hasta el extremo de “FBI” (EF-BI-AI). Hasta el más mínimo detalle genera angustia y temor. Ya en las secuelas el efecto se disipa, aunque siempre se mantiene ese toque de Lecter que seduce dentro del desprecio que genera. Sus rivales cinematográficos, sea Clarice o el personaje de Edward Norton en Dragón Rojo, lo admiran. También lo hacen sus co-villanos, Wild Bill o The Tooth Fairy. Y eso es quizá lo que lo hace tan buen villano: la atracción que genera a la vez que inspira terror.

4. Lex Luthor (Gene Hackman - Superman)

"La mente criminal más grande de la historia", dice
Lex Luthor repetidamente en la impecable,
divertida y refinada versión de Gene Hackman.
Este es un villano divertido y genial. “La mente criminal más grande el mundo”, suele decir Luthor. Y quizá no se equivoque. Lo seguro es que dentro de su locura, la inteligencia sobresale para cada plan trazado. Y el buen humor, incluso para maltratar a su “sirviente”, el tonto Otis. Y también el refinamiento. Un criminal que busca dinero pero que, como se muestra en la primera película interpretada por Gene Hackman como el villano que pone en jaque a Superman, vive en una lujosa guarida, en donde dispone de una piscina y una gran biblioteca, acondicionadas en el metro de Metrópolis. Y eso cautiva. Incluso en Superman 2, Hackman destaca por su dinámica con los tres villanos kryptonianos, con juegos de palabras y megalomanías que sin duda hacen que el público no solo le tenga cuidado por su potencial traicionero, sino que también, de alguna manera, lo quiera. Superman termina venciendo a sus tres poderosos enemigos porque confía en que Luthor lo traicionará. Finalmente, Hackman, con esa gran manera de naturalizar hasta lo más forzado, logra que nos creamos que de verdad Luthor intenta hacerle pensar a Superman que hizo lo que hizo –traicionarlo- porque entendió su plan. Aquí me pregunto si es el personaje en sí lo que más atrae más que la caracterización de Hackman y solito me respondo: son ambas. Por cierto, esto se demuetra al comparar a Hackman con el buen Kevin Spacey en "Superman Returns", una buena actuación pero no al nivel de la de Gene.

5. Norman Bates (Anthony Perkins - Psicosis)

Perturbado. Psicópata.
Aparentemente inofensivo. Asesino.
Norman Bates-Antonhy Perkins en Psicosis. Genial.
¿Qué puede ser más perturbador que un asesino psicópata que se disfraza de su madre muerta para acabar con una chica linda y ladrona que cae en su motel familiar mientras se ducha? Y que, para colmo, guarda el cadáver de esa madre muerta en su habitación y juega al ventrílocuo durante la película… La personalidad enferma de Norman Bates, que se refleja a la perfección en las expresiones del gran Anthony Perkins, y la dirección del mítico Alfred Hitchcock, hacen de Psicosis una película terrorífica y de culto, de principio a fin. El escenario, ese motel casi abandonado al lado de una carretera perdida, contribuye a crear esto, por supuesto. Pero es lo “creepy” del personaje de Norman lo que más asquea y atemoriza: ese tímido bonachón que toma leche y prepara sandwichs, que sin embargo tiene el estómago para disecar animales (así diseca a su madre, además), y que, claro, pierde la cabeza por una belleza como la de Janet Leigh. Me parece, sin embargo, un error haber alargado tanto la saga, perdiéndose en el camino la magia del personaje. Pero eso es solo mi opinión, claro.

--
BONUS TRACK: BELA LUGOSI

Lugosi, uno de los Dráculas históricos
junto a Christopher Lee y Vincent Price,
quedó estigmatizado por el personaje.
Ya lo mencionamos en la introducción como uno de los que interpretó al temible Drácula. Este fue el papel que lo llevó a la fama y que lo persiguió hasta su muerte, como se puede apreciar en esa joya que es Ed Wood, de Tim Burton. El papel de Lugosi estuvo a cargo de Martin Landau, quien se llevó un Oscar por su actuación. Algunas películas de Lugosi en los años 30 fueron "La legión de los hombres sin alma" (White Zombie), "La isla de las almas perdidas", "El cuervo", "El murciélago diabólico" o "Satanás". Cabe recordar  que el gran “rival” de Lugosi de la época en cuanto a villanos fue el también grande Boris Karloff, quien se hizo famoso por Franskentein. Ambos actuaron juntos en "El hijo de Franskentein", en 1939.

miércoles, 11 de abril de 2012

Villanas de película



La bruja mala del oeste. El mago de Oz.
 Primero pensé hacer esta lista sobre villanos en general, pero luego vi que al ser tan rica la categoría era mejor dividirla en villanos hombres y mujeres.  Empecemos con las damas. Para hacer esta lista pensé sobre todo en el cine, aunque también hay una que otra salida de la pantalla chica o de adaptaciones al cine de comics o dibujos animados o libros. Estoy poniendo referentes de películas que he visto, así que hay muchas del cine clásico que no he podido poner por no haber visto la película (o toda), como por ejemplo Mrs. Danvers, de "Rebecca", en la adaptación de Hicthcock de 1940, interpretada por la nominada al Oscar Dame Judith Anderson. También hay otras villanas que merecieron estar en el top, como la niñera Payton Flanders de "La mano que mece la cuna" (Rebecca De Mornay), o la roba-bancos Bonnie, en "Bonnie & Clyde" (Fay Dunaway). También un puesto pudo estar para Mystique, de la saga X-Men (Rebecca Romjin) o la aterradora y desquiciada Bellatrix Lestrange de la saga Harry Potter (Helena Bonham Carter). Hasta la niña-demonio de "Caso 39", con Renee Zellweger. Y cómo dejar de lado a la reina mala de Blanca Nieves de Disney, así sea un dibujo animado, o la Bruja Mala del Oeste de "El Mago de Oz", muy bien interpretada por Margaret Hamilton (quien también hace de la vecina mala de Dorothy). Más allá de estos grandes ejemplos, las mejores villanas de la pantalla son las siguientes (por favor contribuyan con las propias!):

1. La enfermera Ratched - Atrapado sin salida - Louis Fletcher 
Maldad psicológica.
En la película de 1975 de Milos Forman, "One Flew over the Cocoo's Nest", conocida en español como "Atrapado sin salida", esta enfermera se lleva el premio a la peor maldita del cine. En la trama, McMurphy, interpretado por Jack Nicholson en uno de sus papeles más recordados, se hace pasar por enfermo mental para evitar ir a prisión. Así acaba en un centro psiquiátrico donde la enfermera en jefe, Mildred Ratched, es un personaje frío, cruel y autoritario. Es una mujer que no se altera ante nada, así sean muestras de locura extrema de los problemáticos internos del hospital. Llama la atención la inexpresividad del rostro de la enfermera, interpretada por Louis Fletcher, quien se llevó el Oscar a Mejor Actriz por este papel.  Su uniforme, de un blanco inmisericorde, e incluso su ropa de calle, de un riguroso negro. Todo en ella expresa severidad y nada compasión. La película se centra en el la lucha de "poderes" entre McMurphy, como interno que intenta despertar a los demás ante las injusticias que sufren, y la enfermera Ratched, quien no tiene piedad con medicamentos, estrictos cuestionarios, en fin, una conducta que, psicológicamente, es más dura para los enfermos -y para el espectador- que un golpe o un insulto. La atmósfera impuesta por Ratchet puede ser resumida en una palabra: represión. Una represión que se traduce en amenazas y que lleva a uno de los internos a suicidarse por temor a que su madre sepa que tuvo algo con una chica. Esto finalmente llevará a McMurphy a intentar ahorcar a la enfermera, a quien culpa de todo. El final: una linda lobotomía. El final, con el indio escapando del hospital luego de una proeza de fuerza, es un punto aparte. Por cierto, esta es una de las únicas tres películas de la historia del cine que se llevó el Oscar en las 5 categorías principales: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actriz y Mejor Guión Adaptado (las otras dos son "Sucedió una noche" en 1934 y "El silencio de los inocentes" en 1991).


2. Annie Wilkes - Misery - Kathy Bates
Obsesiva fanática.
Otra ganadora del Oscar por un rol de villana. En la película de 1989, basada en el libro de Stephen King, Kathy Bates interpreta a Annie Wilkes, una trastornada ex enfermera -¡otra vez una enfermera!-, fanática de los best sellers del escritor Paul Sheldon (James Caan), quien es famoso por haber escrito una telenovelesca saga cuyo principal personaje es Misery. Pero Paul Sheldon tiene la desgracia de sufrir un accidente en una localidad apartada entre la nieve y, más aún, de ser rescatado por Annie, quien lo mantiene prisionero en su casa, sobre todo al enterarse que en el manuscrito que acaba de terminar Sheldon Misery muere. Así, lo obliga a volver a escribir el libro, resucitar a Misery, mientras lo hace sufrir una extraña estadía donde la violenta locura y obsesión de Annie se entremezcla con gestos de amor de una fan ante su ídolo. La escena más perturbadora, además de la violenta resolución, es cuando Annie le rompe los pies a Sheldon con un mazo de construcción. Un toque especial es la mascota de Wilkes: una cerda enorme llamada Misery.

3. Diana - V: Invasión extraterrestre - Jane Badler
Líder extraterrestre.
Esta villana nos perturbó con su maldad durante buen tiempo en la serie ochentera "V: Invasión Extraterrestre", donde unos aliens con figura humana llegaban en son de paz y terminan siendo repitles disfrazados con la intención de colonizarnos y experimentar con nosotros. La resistencia, liderada por el personaje de Mark Singer, los combate como puede pero siempre la maquiavélica Diana, especie de General de los "Visitantes" en la Tierra, tiene una carta bajo la manga. Una líder que no solo come ratones como si fueran una Burger, sino que no tiene reparos en secuestrar humanos, experimentar con ellos, cruzar las razas y matar a quien se le ponga en el camino. Una villana de niñez para mí, para recordar por siempre. Siempre fue alucinante en esa época ver a una bonita actriz arrancarse el pellejo de la cara para que quede a la vista una lagartija de ojos verdes realmente espantosa. Además, hay que destacar el trabajo de la actriz Jane Badler. En el remake de 2010 pusieron en el papel de "Diana" a una hermosa mujer con buena pasta de villana, pero nunca como la original de Badler. Un añadido: la voz "electrónica" que tenían los visitantes hacía a Diana aún más aterradora y despreciable.

4. Catherine Tramell - Bajos instintos - Sharon Stone
Sharon y el picahielo.
Una película que se ha vuelto de culto, y no solo por las escenas de sexo y sensualidad que son tan conocidas. La trama psicológica es bastante buena y en ella destaca la protagonista femenina interpretada por Sharon Stone: sensual, enigmática, sórdida. El protagonista, interpretado por Michael Douglas, apodador "Tirador", cae perdidamente ante la lujuria que le despierta esta sospechosa que supuestamente asesina a sus amantes en pleno acto sexual con un pica hielo. La truculencia de Catherine tiene a ambos -espectador y protagonista- seducidos y alterados durante la mayor parte de la película, sin saber si es culpable e incluso convenciendo de que si lo es, poco importa. El final y quién es el asesino es lo de menos al culminar el film: lo importante es que Catherine deja a "Tirador" luego de haberlo usado para inspirarse en su último libro. Villana por donde se la mire. (Hay que decir también  que en la secuela el mito se cae: nunca debieron hacerla).

5. Pris - Daryl Hannah - Blade Runner
Psicótica y  bella replicante.
Esta "replicante" es una de mis villanas favoritas. En la obra maestra Blade Runner (1982) de Ridley Scott, basada en la buena novela de Philip K. Dick "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" (1968), un joven y bella Daryl Hannah hace sus pinitos en el cine con el papel de uno de los peligrosos replicantes (seres artificiales que imitan al ser humano llegando a ser virtualmente indistinguibes) que el "Blade Runner" Deckard (Harrison Ford) debe cazar en un mundo futurista que, después de 30 años, no parece tan futurista después de todo. Se nos muestra una cultura y publicidad oriental dominando el mundo en 2019, con una óptica donde la imagen llama la atención todo el tiempo sobre la realidad y la capacidad de percibirla. En ese contexto un tanto asfixiante y oscuro, la belleza de Pris sirve como el canto de sirena que engaña para servir a los fines de los replicantes y, finalmente, en un encuentro con Deckard, y en una especie de defensa de su "amor" por Roy, el líder replicante, termina recibiendo un tiro. Igual, su belleza (su modelo de replicante era "de placer"), sus patadas acrobáticas, su carácter de ser artificial que produce y tiene emociones, son y serán inolvidables. Luego, Daryl Hannah, ya mayorcita haría otra villana para el recuerdo, como "la enfermera" (¡otra!) del parche Ellie Driver, en la saga Kill Bill  de Tarantino.

---
BONUS TRACKCruella De Vil - 101 Dalmatas - Glenn Glose
"Odiante" de animales.
¿Qué puede ser más malvado que odiar a los perritos? Esa es Cruella De Vil, del clásico de Disney "101 Dálmatas", e interpretada en carne y hueso por la genial Glenn Close. Realmente despreciable y terrorífica malvada que creo que se valía un Bonus Track. Además, Glenn Glose es una gran villana: hay que recordar su papel como Alex, en "Atracción fatal": ¿qué puede ser más aterrador que una amante que se obsesiona mortalmente de un hombre casado que ha sido infiel con ella?

martes, 21 de febrero de 2012

Aquel niño gordito…


¿Por qué en las películas de “pandillas” infantiles siempre hay un niño gordito? Viendo el otro día el clásico de Rob Reiner, Stand by me, me hice esta pregunta. Y claro, recordé de inmediato algunos de los personajes de esta lista. Supongo que tiene que ver con que, durante la niñez, los más “marginados” o molestados por los otros niños son los gorditos, no los flacuchos. Los apodos están a la orden del día y las evidencias físicas son las que más llaman la atención a esa edad, o quizá tan solo empiezan ahí y siguen durante toda nuestra vida. Sin embargo, es diferente fastidiar de gordo a Jack Black en cualquiera de sus películas que a Vern, de Stand by me. Quizá la gordura importe más, para mal pero también para bien, cuando se es niño, no lo sé. Sobre todo con personajes que nos demuestran que ser gordito no impide ser valiente, o en todo caso que nos muestran el lado más sensible e importante del miedo. O cuando vemos que aquel niño gordito, aparentemente marginado y sufrido, puede ser también el más querido o enseñarnos más, mucho más que cualquier otro. Estoy seguro de que hay más, pero en lugar de ponerme a investigar vía Google, prefiero nombrar los que vinieron a mi memoria primero, y esperar que algunos de ustedes, lectores, añadan los que se me están pasando, así que disculparán la falta de rigurosidad. Aquí estos entrañables personajes que, en cada historia, hacían literalmente contrapeso, físico y emocional, a sus compinches de aventuras.

Piggy, de El señor de las moscas, en la escena final.

1. Vern, de Stan By Me (1986)
Vern, el miedoso del grupo en Stand by me.
Esta película fue la que hizo que se me ocurriera esta lista. Es un clásico: cuatro niños que van en busca del cuerpo de otro niño muerto del que han oído hablar. Una especie de “road movie”, pero sin auto: los niños, a pie, salen de su pueblo siguiendo las líneas del tren, en un viaje-aventura de un par de días, basado, además, en la historia de Stephen King, “El cuerpo”. Son cuatro los niños: Chris, el valiente (el fallecido River Phoenix); Gordie, el futuro escritor-debilucho-pero-inteligente (Wil Weaton, ex Wesley Crusher en Star Trek Next Generation y actual némesis de Sheldon Cooper en The Big Bang Theory); Teddy Duchamp, el bromista (Corey Feldman, también parte de la pandilla de The Goonies); y, claro, Vern, el gordito miedoso, interpretado por Jerry O’Connell, curiosamente el que más éxito consiguió como actor: creció, adelgazó y apareció en películas como Jerry McGuire, Scream 2 o Piranha 3D. Y para colmo, ironía de ironías, el gordito Vern se casó en 2007 con la bellísima Rebecca Romijn, conocida por ser la ex esposa del tío Jesse (John Stamos) e interpretar a la polimórfica Mystique en la saga X-Men. El papel de Vern en Stan by me es trascendental: es quien escucha a su hermano hablar del cuerpo que será el objetivo de la aventura, pero en el camino no solo “arruga”, sino que va mostrando sus debilidades y temores, en contrapeso con el audaz Chris, el cauto pero aventado Gordie, y el bocazas Duchamp. Entrañables cuatro muchachos. Entrañable edad. Entrañable Vern. Como escribe Gordie, ya de padre, al final de la película: “Nunca tuve mejores amigos que cuando tenía 12 años. Jesús, ¿quién los ha tenido?”.

2. “Piggy”, “El señor de las moscas” (1990)
Piggy y Ralph.
Aunque Vern, de Stand by me, fue el personaje que me inspiró para hacer esta lista, el que más entrañable me parece, sin duda y de lejos, es “Piggy”, el gordito de lentes del clásico de la literatura “El señor de las moscas”, de William Golding, y de la película del mismo nombre, de 1990. Esta historia del naufragio de un grupo de niños en una isla (nuevamente los naufragios en este blog, aunque en este caso es la caída de un avión al mar) nos muestra hasta dónde pueden llegar los instintos humanos ante situaciones desesperadas: los niños replican a los adultos, intentan organizarse, se forman bandos, y al final el lado del cabecilla fuerte y despótico, que lleva a sus seguidores como si fueran una tribu de cazadores, termina ganando. Ralph, el líder del bando “civilizado”, y su compañero “Piggy”, al que denigraban por su peso, quedan al margen. El personaje de Piggy es básico, pues representa la voz de la razón detrás de un cuerpo limitado por la obesidad y una pésima vista. Pero Piggy, con su sensibilidad, su llanto, pero también con sus reflexiones, es quien termina siendo la clave de la supervivencia: sus lentes eran el único instrumento que les permitía acceder al fuego. La muerte de uno de los niños accidentalmente a manos de los cazadores y sus lanzas en medio de una frenética danza de guerra marca la distancia definitiva y la llegada de una violencia sin control. Cómo olvidar el acto final de llamada a la cordura de Piggy, quizá el que más necesitaba de la protección de los cazadores pero moralmente impedido de seguirlos. Esa cuando toma la caracola sin la que no se podía hablar en “asamblea”, y los salvajes cazadores, ignorando esta única regla de civilización, le tiran una enorme roca, matándolo también. Es una de las películas (y libros) con los que he lagrimeado, la muerte de Piggy, sus llantos cuando le roban sus lentes, la manera en que Ralph lo protege y escucha. No hay duda de que la constitución física de Piggy está a la altura del peso que el personaje tiene en la historia. Un gordito para recordar.

3. Russell, UP (2009)
Russel, el niño explorador en Up.
Esta genial película animada de Pixar, nominada además a Mejor Película en los Oscar (y ganadora de la estatuilla en su categoría), nos ofrece tanto: la historia de Carl y Ellie, dos niños que desde que se conocen se adoran y envejecen juntos añorando las aventuras de unas cataratas idílicas. Pero también, ya con Carl anciano y viudo, un entrañable y regordete niño explorador llamado Russell, quien por intentar ayudar a Carl como buen boyscout termina no solo acompañándolo en la búsqueda de las cataratas, sino enseñándole, en su propio descubrimiento de “la vida salvaje”, mucho del amor, de la vida y de la lealtad. Llama la atención su relación con Kevin, la rara ave que encuentran en esos lejanos parajes. Cabe preguntarse, ¿por qué siempre un gordito? ¿No podía ser un niño explorador flaco? Quizá la debilidad y empatía puede transmitirse mediante otras personificaciones, pero quizá es porque la gordura es un estigma particular de la niñez y de la adolescencia: nadie te margina en la escuela por ser flacucho, sino por gordito. Injusticia real y tangible que, sin embargo, es fuente de coraje y de enseñanzas cuando vemos que aquel niño gordito, marginado, o dejado de lado por su padre, como en este caso, es capaz de hacer más que el más flaco y pintado. Es mi apuesta. No sé la de ustedes.

4. “Gordy” Cohen, Los gonnies (1985)
Gordi.
Otra pandilla de niños que va en busca de lo desconocido. Esta vez no es un cuerpo, sino un tesoro perteneciendo a un extraño “Willy el tuerto”. Una aventura dirigida por Steven Spielberg que marcó a toda una generación. “Gordy”, parte de la pandilla junto a Mickey (Sean Austin, “Sam”, en El señor de los anillos), “Data” Chang (el niño oriental de Indiana Jones) y “Bocazas” Devereaux (Corey Feldman, también conocido por Stand by me), es otro niño obeso que complementa el estilo “Bennetton” del casting, en este caso sin tanta carga de sentido como en los casos anteriores. Los goonies son una pandilla de un oriental, un gordito, un bocón y el líder conflictuado por la economía de su padre.

5. Seth, Supercool (2007)
Genial Jonah Hill, hoy nominado al Oscar por
"Moneyball".
Sí, Seth de Supercool no es un niño. Con las justas viene a ser un adolescente, pues cursa su último año de colegio antes de irse a la universidad. Pero, vamos, Supercool es también la historia de una especie de pandilla (Seth, el pervertido; Evan, el tímido; y Foggel, alias McLovin, el hipernerd) que va en busca de algo: no un cuerpo, no un tesoro, pero sí juerguear con alcohol para poder ligarse a una chica. Y dentro de esta pandilla la constitución incluye, pues, a un personaje pasado de peso, que además es el bocazas del grupo. Es importante pues que aquí el miedoso termine siendo el flaco Evan y no el gordito Seth. Los tres, gordos o no, son socialmente rechazados por los populares. Así que la gordura de Seth, interpretado por el candidato al Oscar este año, el genial Jonah Hill, es más un impedimento para conquistar a la chica de sus sueños, la bella y popular Jules, interpretada por la ahora megaestrella Emma Stone. Seth piensa que debe emborracharla pues sobria jamás querría algo con él. La ternura se desborda (y se fusiona con la vergüenza y la risa) en una de las escenas finales donde Seth, ebrio, le dice a una sobria Jules que es su última oportunidad de estar con ella, así, borrachos. “Mírate, Jules, mírate… y…  mírame”, le dice Seth, entre lágrimas. Claro, la escena, seria y sentimental, termina con un desmayo alcohólico de Seth, que le da un cabezazo a Jules, cayendo al suelo. Menudo personaje, escrito desde los 13 años por Seth Rotgen, el genial actor de Supercool, Virgen a los 40, Ligeramente embarazada, Pineapple Express, y tantas otras. Cabe resaltar la genial secuencia en donde Seth confiesa su precoz obsesión por dibujar penes en todas las formas y colores a sus cortos 8 años: “Le pasa a un porcentaje de niños”, dice, mientras la película te muestra a un gordito judío en segundo grado llenando su lonchera de los Cazafantasmas con sus obscenos dibujos. Priceless.

--
Bonus Track
Hugo “Hurley” Reyes, Lost
Inolvidable Hugo "Hurley" Reyes, de Lost.
Si Seth, de Supercool, no es un niño típico a lo Piggy o Vern, pues Hurley menos. Por eso lo pongo como Bonus Track, no porque sea gordo, sino porque es un personaje gordo en un historia con una gran cantidad de otros personajes. Uno podría decir: “Nunca falta el personaje gordo”, pero hay que aclarar que los creadores de Lost no tenían pensado incluir ni a “Hurley” ni a un personaje gordo. Jorge García, el actor que interpreta a Hugo Reyes, fue a audicionar por el papel del maloso y pepón “Sawyer”. Ese “atrevimiento” hizo que los creadores pensarán en García para un papel propio y así nació Hurley. Pero no podemos negar que el personaje gordo y carismático cayó como anillo al dedo en la historia de Lost, sobre todo si es un isla en la que por mucho tiempo la única fuente de alimentos son las papayas, los mangos y uno que otro jabalí cazado por Locke. Incluso, cuando ya disponen de las provisiones de “la escotilla”, Hurley se siente mal por comerse los chocolates y las golosinas. “Estamos perdidos en una isla y yo en lugar de adelgazar sigo engordando”, le hacen decir los guionistas al buen Hugo. Pero la gordura y los apodos de Sawyer (desde “Jabba” hasta “Gordo”) no impiden que Hurley se enamore y conquiste a la guapa Libby. Ni tampoco ser uno de los elegidos de Jacob ni, al final, termine siendo quien cargue con la responsabilidad de la isla. Y es que, para qué negarlo, Hurley es uno de los personajes más queridos de Lost, sino el más querido. Y es que es un gordo bueno y divertido, como dice la canción.