lunes, 15 de octubre de 2012

Lo mejor y lo peor en REMAKES


Ya alguna vez hice algo parecido con covers. Ahora es la versión fílmica, remakes. Elaboré una lista que responde tanto a factores objetivos como a mi nostalgia. Hay otras que pudieron estar, pero han pesado en mí más las referencias personales, quizá. También me he visto amarrado por mi escaso bagaje cinematográfico, pues no he visto muchas de los binomios original-remake que deberían estar, quizá en esta lista. Comentaré solo de las que he podido ver ambas versiones, lo que deja de lado algunas conocidas como “Por un puñado de dólares” (1964), de Sergio Leone (remake no oficial del clásico de Kurosawa “Yojimbo”), la "Gran Estafa" que reunió a Pitt, Clooney y compañía (no he visto la original), Nosferatu de Herzog (no he tenido el placer de verla), “Los infiltrados” de Scorsese, o la siempre mencionada “La invasión de los UltraCuerpos”, por citar solo algunos  ejemplos distintos y de distintos géneros. Hay unos que no pondré porque no son grandes remakes ni tampoco malos, simplemente son cumplidores, como por ejemplo “Charlie y la Fábrica de Chocolates”, que a pesar de ser una buena película, ni Tim Burton ni Johnny Depp lograron superar al Wonka original interpretado por Gene Wilder (ni tampoco la gracia especial que tenían los umpa-lumpas). Y así podría seguir. Mejor pasemos a la lista que, para mí, quedó al final:

1. La cosa (John Carpenter, 1982)
Kurt Rusell en el remake que se transformó en clásico.
Es sin duda uno de esos pocos remakes que ha superado a la versión original. Ya la hemos mencionado en este blog como una de las mejores películas de terror, y es que la obra de Carpenter es completa: suspenso en extremo, efectos visuales loquísimos (y asombrosos para su época), drama psicológico, buenas actuaciones, ambientación. Es una película que captura de principio a fin. Es una verdadera joya. La original, “La cosa de otro mundo”, de 1951, era un thriller intenso, claustrofóbico, y considerado uno de los grandes clásicos del género pero es difícil decir que la versión de Carpenter es inferior y esa es su gran virtud: lo que vemos en pantalla le gana a la nostalgia por el original.

2. La mosca (David Cronenberg, 1986)
La original, serie B. El remake, obra maestra de Cronenberg.
Quien ha visto siquiera un pedazo de la cinta original de 1958 de George Langelaan se da cuenta de inmediato de que es una película de serie B, no muy ambiciosa e incluso cursilona, cuya valía ha ido desapareciendo con el pasar de los años: es de esas películas que envejecen pésimo. En cambio, Cronenberg supo darle corazón, esa extraña mezcla que ya le conocemos entre el horror y el amor. Toda una metáfora de lo que es el amor cotidiano. Sin duda, otra de esas películas que superan a la versión original.

3. Scarface (Brian de Palma, 1983)
Sea mejor o no que la original, es un icono del cine.
Díficil decir qué película es mejor: el original de Howard Hanks de 1932  o esta de Brian de Palma de 1983. Ambas son clásicos del cine. Pero este es uno de esos tributos que salen estupendamente bien, tanto como para ser recordados al nivel de sus homenajeados. El Tony Montana de Al Pacino es ya un icono del cine mundial. El violento guion de Oliver Stone para de Palma, una obra maestra. La escena final de “Say hello to my Little friend”, una instantánea para siempre. Pero no podemos olvidar el modelo en el que se basaron Pacino-Stone-De Palma para hacer este remake memorable: el Tony Camonte de Paul Muni, la inmensa cinta producida por el mítico Howard Hughes.

4. El amanecer de los muertos (Zack Snyder, 2004)
Una relectura actual y dinámica del maestro Romero. Nada mal.
El reto no era pequeño: revivir “Zombie: dawn of the dead”, de 1978, uno de los títulos de culto del género zombi, nada menos que de George Romero, segunda parte de “La noche de los muertos vivientes”. Snyder, que luego haría “300”, le imprime velocidad a los muertos vivientes de Romero (a lo Danny Boyle en “28 días”), dándole una visión propia al escenario: personajes refugiados en un centro comercial rodeado de zombis, un refugio que termina siendo su prisión, con no pocas reflexiones en el transcurso de la trama. Como ha escrito Robert Kirkman, creador de The Walking Dead, son este tipo de enfoques, esos que permiten hablar del ser humano y de sus reacciones frente a situaciones límite, los que hacen a una película de zombis buena. Nada mal este remake de 2004, salvando las distancias con el maestro Romero, claro está.    

5. Déjame entrar (Matt Reeves, 2010)
La original sueca es superior, pero el remake es
una adaptación perfecta para un nuevo mercado.
El original, “Let the right one in”, de 2008, es una película sueca de Tomas Alfredson. Un niño que sufre bullying traba amistad con una niña vampira que vive cerca de su casa, en Estocolmo. En parte policial (el adulto que se hace cargo de la niña vampiro asesina para poder conseguir sangre para ella), y en mucho psicológica (la relación entre la pequeña vampira y el niño transita entre la rareza, el miedo, la frustración y el amor). La versión estadounidense, incluso, iba a ser dirigida por el propio Alfredson, pero finalmente este lo rechazó. El ambiente es similar, así como la trama y el desarrollo. Sin embargo no es un calco que no aporte. Sin ostentar la belleza de la original, es una remake con mucha fuerza, que sigue la trama original, pero que intenta dirigirse a un público más amplio, no acostumbrado necesariamente al ritmo de las películas europeas. Con todo, es una muy buena adaptación de una original a un contexto de idiosincrasia diferente. A diferencia de otros intentos de adaptar una obra europea a una película en inglés, como Vanilla Sky/Abre los ojos, no se cae en el calco absurdo pero tampoco en la corrupción del espíritu del original. Recomiendo ambas versiones (aunque me quedo con la sueca) (También me quedó con la versión sueca de la serie Millenium, frente a La Chica del Dragón Tatuado, de Fincher, dicho sea de paso).

---
¿Y las peores?
Aquí hay un sinfín, y ha sido difícil destacar solo cinco. Igual me daré el placer de mencionar algunas recientes como el terrible remake de “La cena de los idiotas (Le Dîner de Cons) de Francis Veber (1999) en versión gringa (The dinner of smucks), a pesar de buenos actores como Steve Carrell y Paul Rudd. Otro caso es el remake gringo de la exquisita comedia inglesa de humor negro, Death at a Funeral, de Frank Oz. En la original tenemos, incluso, al genial Peter Dinklage como el enano (Tyrion Lannister en Game of Thrones), mientras que en la versión afroamericanizada de Neil LaBute con Chris Rock y Martin Lawrence es una lágrima y sin la sutileza de la original. En fin, esas no son las peores, las peores son:

1.  Psicosis (Gus Van Sant, 1998)
El remake más absurdo de todos los tiempos.
Y con peores resultados.
Sin duda se lleva el número 1. Para empezar, fue todo un despropósito siquiera plantearse la idea de hacer un remake de la joya de Hitchcock. Ni siquiera el homenaje (bueno o malo) basta para justificarlo. Ni siquiera si es de la mano de Gus Van Sant. Toma por toma, la cinta es un calco del original, lo que resulta absurdo con un clásico del cine. Además, con actuaciones que no son ni la sombra de las originales.

2. El Planeta de los Simios (Tim Burton, 2001)
La original versus el remake de Burton. 
Debo confesar que cuando me enteré, allá por el año 2000, que Tim Burton haría un remake de una de mis películas favoritas, El planeta de los simios, me entusiasmé. Sin embargo, el resultado fue terrible. Aunque Burton intentó darle un cierto de punto de vista sombrío a la película a nivel sobre todo visual, esta terminó siendo aburrida, predecible e incluso poco verosímil. Una decepción. Este Planeta de los Simios de Burton no aporta nada: ni una nueva visión, ni una reinterpretación, ni una crítica actualizada a la sociedad (tan presente en la versión original), ni una atmósfera de caos apocalíptico, nada. Y ciertamente con un final que parecía abierto (e inexplicable), pero que fue la gota que rebalsó el vaso del fanático de la cinta de 1968 interpretada por Charlton Heston (que por cierto hace un papel pequeño pero importante en esta versión). Lo peor de Burton, de lejos. La única razón para siquiera intentar volver a ver esta película es la belleza de Estella Warren y quizá un poco de la fuerza de la interpretación de Tim Roth como el general de los simios.

3. El día que la tierra se detuvo (Scott Derrikson, 2008)
Bodrio protagonizado por Reeves.
Me remito a lo dicho por Bruce Paterson, de la Asociación de Críticos de Cine de Australia: “La cinta es un triste destino para un sincero homenaje al clásico de Robert Wise de 1951”. Igual, creo que Paterson es demasiado generoso. La original de Wise es considerada una joya de la ciencia ficción y la versión interpretada por Keanu Reeves, una de las peores películas de 2008. El personaje de Reeves, Klaatu, es aburrido y distraído, recordando incluso al Neo de “The Matrix”. Pero más allá de la actuación del protagonista, el mensaje de la cinta original se pierde y se pierde en un argumento poco original y tal como indica el título de la película: lento, estático, que parece haberse detenido, como más de un crítico ironizó. Hay que recordar que la cinta original ganó un Globo de Oro y es preservada en el Registro Nacional de Filmes de la Biblioteca del Congreso estadounidense por ser considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa”. Nada de eso se puede decir de la película de Derrikson, que es más un alarde de efectos especiales que una obra que intenta decir algo sobre el calentamiento global y el fin de la tierra.

4. Arthur (Jason Wyner, 2011)
Bobalicón Russell Brand no le llega ni
a los talones al inigualable Dudley Moore.
Esta me molesta especialmente, como El planeta de los simios, porque “Arthur”, la versión original de 1981 con Dudley Moore y Liza Minelli, es una de mis comedias favoritas de niñez. El millonario borrachín que interpretaba Moore quedó, en manos de Russell Brand y de los guionistas de la nueva cinta, en un bobalicón superficial y aniñado. ¿Un guiño a la irresponsabilidad del Arthur de Dudley? Puede ser, pero lejos de estar a la altura, en esa historia donde Arthur solo puede seguir siendo millonario si se casa con una mujer que no ama, cuando en realidad está muerto por una chica que no tiene donde caerse muerta (Liza Minelli). El humor auténtico de la original es reemplazado por uno simplón, con toques de cursilería, en la nueva versión. Una lástima.


5. King Kong (Peter Jackson, 2005)
Película rescatable, mal remake. Le falta
el corazón de su antecesora.
A pesar de no ser una mala película, es un pésimo remake. El gorila puede ser mucho más real (especialmente si quien le da vida es el genial Andy Serkis, Gollum en “El Señor de los Anillos”) y los actores haber hecho buenas interpretaciones, especialmente Jack Black. La estética puede ser incluso interesante. Pero el corazón de la película, ese sentimiento que te transmite la gran bestia al enamorarse de la chica linda, no se llega a transmitir, quizá por las largas persecuciones y peleas tanto del héroe de la cinta (Adrien Brody) como del mismo animal, en la isla Skull. Y, por supuesto, porque simplemente Kong y la rubia no hacen clic. Como sí hicieron clic, y en gran parte por la genial actuación de Jessica Lange, en la versión setentera. Esto prueba que un presupuesto millonario, alta tecnología e incluso un buen reparto y un gran director no aseguran que un clásico vuelva a cobrar vida, ni siquiera a manera de homenaje. Insisto, no es una mala película, simplemente la original tiene alma y esta no. Eso sí, los primeros 30 minutos de la película son notables.