martes, 11 de enero de 2011

¿Qué libro te hubiera gustado escribir?

Como sugerencia de mi amigo el Negro Cruz –tu regalo de cumpleaños, me dijo él-, me propongo hacer aquí la lista de los 5 libros que me hubiera gustado escribir. Difícil tarea la que me ha puesto el Negrito, hasta ya empiezo a dudar si es un regalo o un castigo tener que elegir 5, solo 5 más su Bonus Track, de entre los libros que hubiera dado cualquier cosa por poder ser su autor. Ojo, no tienen que ser nuestros libros favoritos, sino aquellos que, por temática o feeling, nos hubiera gustado escribir, o que los escribieron otros por puesta de mano y talento y décadas de separación e infinitas diferencias entre los genios que los escribieron y nosotros, viles mortales aficionados a la escritura y a la lectura. He tratado de tomar este criterio para mi elección, y bien han podido entrar en la lista Breve historia del tiempo, de Stephen Hawking; Robinson Crusoe, de Defoe; Ensayo sobre la ceguera, de Saramago; Miedo y asco en Las Vegas, de Hunter Thompson; Las horas, de Michael Cunningham; Habitación en Roma, de Eielson; la obvia Alta fidelidad, de Hornby; Foe, de Coetzee; La carretera, de McCarthy; Soy leyenda, de Matheson, Bartleby y compañía, de Vila-Matas, Muerte en Venecia, de Mann; la saga de Asimov o las crónicas de David Foster Wallace, incluso Las benévolas, de Jonatan Littell, cuyo autor ha dicho que luego de ese libro no volverá ni podrá volver a escribir jamás. Son tantos otros libros que no solo me gustan, sino que me hubiera gustado escribir, que esta podría ser una lista mucho más larga, sin contar aquellos libros que nos fascinan pero que lo último que quisiéramos es pasar por el trance de escribirlos, en mi caso, por poner un ejemplo, cito dos: A sangre fría, de Capote, y La pianista, de Jelinek. Pero puestos a elegir, mis seis preferidos, más bonus tracks (¡no pude escoger solo 5!) serían los siguientes:



1. La vida exagerada de Martín Romaña, de Alfredo Bryce

Martín Romaña y sus
crisis y su sillón Voltaire.
Tan solo el título me hubiera gustado escribirlo. Resume todo lo que me hubiera gustado poner en una novela. Y vaya qué novela. Divertida, romántica, emotiva, neurótica, entrañable. Ya lo ha dicho hasta Joaquín Sabina, años antes de conocer a Bryce, “si hubiera escrito una novela sería La vida exagerada…”. Una novela que he leído dos o tres veces, ya no recuerdo bien, que me introdujo en el mundo de la lectura más que ningún otro libro de esa época iniciática, acaso salvo por los libros de Julio Verne. Martín Romaña fue y será mi héroe, un anhelado alter ego, que no es mío, pero es, pues, porque somos los lectores los que nos apropiamos de lo que leemos.


2. Herzog, de Saúl Bellow

Escribir cartas mentales,
como Herzog.
Más de una vez he mostrado en este blog mi absoluta admiración por Bellow. Pero es Herzog su novela con la que más me he sentido identificado, aquella que me hubiera encantado escribir, esa que mientras leía pensaba esto lo siento yo, esto lo pienso yo, esto lo hubiera escrito yo. Para empezar, Herzog era un maniático que se pasa la vida escribiendo cartas mentales que nunca enviará, y eso es algo que yo siempre hice desde adolescente, antes de saber siquiera la existencia del personaje de Bellow. ¡Cuántas veces he redactado en mi cabeza cartas de amor que jamás envíe! ¡Reclamos contra compañeros de clase, maestros o empresas telefónicas, o alabanzas o consejos u opiniones a gente de la tele o amigos o mis propios padres, sabiendo que nunca leerían mis más sinceras percepciones, muy correcta y educadamente “escritas”, además! Pues Herzog me hizo ver que no era el único, o que Bellow me había robado 15 años antes de que naciera una magnífico rasgo para un personaje, en una historia que además es una mezcla de neurosis con romanticismo, de desamor y pérdida con razón y apertura. Gran novela y, sobre todo, una que me hubiera encantado escribir.


3. Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa

Técnica admirada.
Creo que de Mario Varga Llosa hay más, mucho más de una novela que me hubiera gustado escribir. Pero puestos a elegir, y haciendo la salvedad de que no he leído La guerra del fin del mundo, Conversación en La Catedral, con su riqueza técnica, sus múltiples voces y tiempos, con su Zavalita y el Perú jodido y el periodismo y la cochinada y demás, no solo me dejó perplejo, asombrado, lleno de admiración y de sueños por cumplir y querer vivir, sino que se convirtió en aquella novela que solo un Dios puede escribir. Aunque luego leí La casa verde, que es igual o más técnica que la propia “Conversación…”, esta se mantiene como mi favorita, al menos en el rubro de “Yo quiero ser el que escribió eso”. Leer en una librería: “Conversación en La Catedral, por Armando Bustamante”. Jaja. ¡Todos tenemos derecho a soñar!


4. Moby Dick, de Herman Melville

El mar, el barco, la ballena
y las pulsiones humanas.
A pesar de que no fue valorada cuando fue publicada, la obra maestra de Melville es de aquellos libros que creo que cualquiera hubiera querido escribir. Empezando por la aventura. Al menos en mi caso, siempre me han encantado las historias de barcos, piratas, islas misteriosas, marinos o marineros, y en este caso, balleneros, buscando a la gran ballena blanca, comandados por un loco capitán cojo. Fuera de la historia aparente, los códigos, capas, significados que uno encuentra en la novela, todo ellos hace de Moby Dick una novela fascinante, con uno de los principios más hermosamente escritos que yo recuerde, especialmente la primera página, no solo por el famoso “Pueden ustedes llamarme Ismael”, sino por lo que viene después, como el “con poco o ningún dinero en mi billetera y nada en particular que me interesara en tierra, pensé darme al mar y ver la parte líquida del mundo”, o “cada vez que me siento a tal punto dominado por la hipocondría que debo acudir a un robusto principio moral para no salir deliberadamente a la calle y derribar metódicamente los sombreros de la gente, entonces comprendo que ha llegado la hora de darme al mar lo antes posible. Esos viajes son, para mí, el sucedáneo de la pistola y la bala”.


5. Historia del mundo en diez capítulos y medio, Julian Barnes

Original en su estructura,
placentero para leer.
Uno de los libros más hermosos que he leído nunca. Lo recomendaría, como dicen los gringos, “todos los días de la semana y dos veces el domingo”. El medio capítulo, dedicado al amor, es un texto que cualquiera que esté o haya estado enamorado quisiera haber escrito. Un libro que comienza con el arca de Noé, contado desde la perspectiva de lo que vendría a ser una termita, hasta el propio Paraíso, pasando por naufragios (me encantan las historias de naufragios), incluyendo la historia de La Medusa, que inspira el cuadro de Géricault, uno de mis favoritos y que tuve la fortuna de poder ver en vivo. Como digo, quizá los libros de esta lista no son los mejores, no son de Premios Nobel, pero son aquellos que hubiera dado algo más que un milloncito por haber sido su genial autor. Dentro de la obra de Barnes, también me hubiera encantado escribir El loro de Flaubert, sencillamente genial.


6. Crónicas marcianas, Ray Bradbury

Descripciones poéticas,
ciencia ficción que explora
nuestra humanidad.
Me encanta la ciencia ficción, sobre todo lo que tenga que ver con el espacio. Sin embargo, la razón por la que este libro es una joya que me gustaría haber escrito es por la poesía detrás de su prosa, por el mensaje detrás de las historias que están detrás de Marte, de la Tierra, de las visitas humanas al planeta rojo, de los marcianos y su particular visión, de las expediciones misteriosas. Es como ver una pintura y no dejar de verla nunca. Mirar al cielo y detenerse ahí, entre matices infinitos de colores. En este caso, coincide uno de mis libros favoritos de siempre con uno que quisiera haber escrito. Ahora último, estoy leyendo otro de los clásicos de Bradbury, El hombre ilustrado, un libro con una serie de relatos que conmueven por los sentidos y por el contenido. Si uno escucha a Bradbury, que a sus 90 años sigue teniendo la misma pasión que cuando empezó, no puede evitar enamorarse de la literatura y de escribir. Como dice en el prólogo moderno de El hombre ilustrado, “escribo, escribo y escribo, a las 2am, para no estar muerto”.

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Bonus Tracks

Fallaci y Ribeyro
El trabajo de una vida,
al entrevistar formó parte de la historia

Más allá de las obras maestras o quizá no tan maestras que acabo de mencionar, hay dos libros que hubiera dado cualquier cosa por escribir. Uno, Entrevista con la historia, de la periodista y escritora Oriana Fallaci, cuya vida siempre estuvo marcada por la polémica, pero que se dio maña, en tiempos previos al Internet y a la hiperglobalización, para entrevistar, agudamente además, a prácticamente todos los líderes y personajes importantes del mundo, en épocas particularmente álgidas, entre ellos el Emperador de Etiopía, Kissinger, Willy Brandt, Yasser Arafat, etc., etc. El otro libro es Prosas apátridas, de Julio Ramón Ribeyro, uno de los libros más sabios y sinceros que he leído jamás. Tan cercano, pero a la vez tan admirable por la profundidad que logra. Te hace creer que tú podrías haber escrito eso, pero es obvio que está hecho con un vuelo por encima de cualquiera de nosotros.

7 comentarios:

  1. Olvidé uno importantísimo: Sobre héroes y tumbas, de Sábato.

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  2. Es un castigo esta elección, pero yo también lo intentaré

    - Los Rebeldes, de Susan Hinton
    La flaca escribió la novela a los 16 años, pero los personajes están tan bien hecho que son entrañables. Ponyboy, Darrel, Dallas, Sodapop... Por eso Coppola hizo del libro una pela.

    - Los Subterraneos, de Jack Kerouac.
    La mejor novela de desamor que he leído en mi vida.

    - Territorio comanche, de Arturo Pérez Reverte.
    Me enseñó que no hay nada de bueno en una guerra, solo la vida.

    - La destrucción o el amor, de Vicente Aleixandre.
    Nunca leí un poemario que contenga tanta sabiduría.

    - Fiebre en las gradas, Nick Hornby
    Por fin alguien entendió lo que es el fútbol, lo que es la vida y como ambas son una sola cosa indivisible para muchos de nosotros en el mundo.

    3 bonus track
    - Cosas del cuerpo, de José Watanabe
    Mi reino por el placer se haber escrito El Guardián del Hielo.

    - Fama y Oscuridad, de Gay Talese.
    Cuantas buenas crónicas de un gran periodista.

    - La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa.
    Sentí en cada página que yo pude haber vivido ese libro.

    Pero hay tantos más... Los río profundo (Arguedas), La maravillosa vida breve de Óscar Wao (Díaz), El río (Herauld), La Historia sin fin (Ende), tantos...

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  3. Buena lista Negro!

    Estuve a punto de mencinar Territorio Comanche en la intro, y obvio también Fiebre en las gradas, genial. Aun etngo ahi pendiente la maravillosa vida breve de oscar wao (la tengo, dicen que es genial, no?), el guardián del hielo, que sueño ser el creador de ese poema, y bueno, Kerouac... aunque no he leído el libro ni visto la pela, lo conozco más por su libro de la carretera...

    Vamos, soltemos más, jaja, ya parece vicio!

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  4. la trilogía millenium!!

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  5. No soy de leer mucho, soy mas de hojear y ver si el libro trae ilustraciones o dibujos, por lo que me inclino más a la creatividad de los comics o en todo caso a la de las fábulas.

    Te vas a reir, pero ser el autor de Condorito, Mafalda, Boogie el aceitoso, Tin Tin, Manos: el guerrero indomito y un buen etc hubiese sido suficiente. Los cuentos de Hans Christian Andersen tambien los destaco asi como al buen Esopo.

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  6. que buen post! yo creo que escribir algo de Sábato hubiese sido un proceso bien doloroso, aunque recontra interesante. Por eso, pasaria de escribir El tunel o sobre heroes y tumbas. Aunque no entiend muy bien, en las listas que han puesto, por que les hubiera gustado escribir esos libros, y no simplemente por que es que les gustan. Bueno, en todo caso aqui van los libros que me hubiese gustado particularmente escribir. Pongo una lista bastante corta, porque no encuentro otros libros. Muchos libros me podran gustar mucho, pero no encuentro una razon por la que, especialmente, me hubiera gustado escribirlos (aparte de la obvia razon, a quieno no le hubiese gustado ser un escritor genio, no?).

    - Paris era una fiesta: Hubiera sido lo maximo ser Hemingway en ese Paris...
    - Demian: aunque un poco doloroso quizas, pero a la vez mostro. El proceso de escribir ese libro debe de haber sido bien liberador de demonios personales. Ese Hesse es un capo.
    - Diez negritos: el mejor libro de Agatha Cristhy, según mi opinion. debe haber sido bien chevere y divertido armar toda la logica de las muertes, ver donde poner pistas para el lector y donde no, armar toda la intriga.

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  7. Buenos libros Charlie. Si entiendo, por eso yo ponía que nica hubiera querido escribir A sangre fría o la pianista ponte. Diez negritos es genial!

    Dani, no me río para nada, por ejemplo, a mi me hubiera encantado escribir Sin City (y dibujarlo, aunque no siempre son las mismas personas que escriben y dibujan, o casi nunca, supongo). Esto es algo que se ve mostro en la pela American Splendor, donde el recientemente fallecido Harvey Peackar, creador de esa saga sobre su propia vida, donde ponía a la luz todas las miserias de la vida (y de la vida estadounidense), escribía los diálogos y proponía las situaciones, pero solo dibujaba palitos con cabecitas de bolita. Y un amigo dibujante los volvía realidad.

    O 300, ponte, de Fran Miller, escribir esas historias dibujas (novelas gráficas), hubiera sido genial también.

    abrazo

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