No podía dejar pasar la noticia del año, el Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa y se me ocurrió hacer una lista de los 5 escritores galardonados por la Academia Sueca que más me gustan, encabezados ahora, por supuesto, por MVLL. Sirva esta lista como homenaje y agradecimiento por todo lo que nos ha dado. Fuera de la lista, puedo mencionar Premios Nobel que me han gustado mucho, desde Pirandello y su “Seis personajes en busca de un autor” hasta Kertész y su maravillosa “Sin destino”, pasando por Grass y “El tambor de hojalata”, Jelinek y “La pianista”, Golding y “El señor de las moscas” o clásicos indiscutibles como Hemingway o Camus. Aquí van mis 5 favoritos del parnaso Nobel. Es una ocasión especial, disculpen si el post me ha salido un poco largo esta vez.
1. Mario Vargas Llosa, Nobel 2010
Qué decir: ¡por fin se puede poner a Mario en una lista del Nobel! Un escritor monumental, la gran deuda pendiente del Nobel de Literatura que por momentos parecía que jamás se saldaría. Aunque mi gran pecado es no haber leído hasta ahora “La guerra del fin del mundo”, he disfrutado con “Conversación en La Catedral”, “La casa verde” y “La fiesta del Chivo”, mis tres favoritas de MVLL. También, por supuesto, con “La ciudad y los perros”, “La tía Julia…”, “Pantaleón…”, “Travesuras…”. Quisiera destacar “El paraíso en la otra esquina”, una novela maravillosa que me parece no ha tenido aún la acogida que se merece y que espero que ahora, con la publicidad del Nobel, mucha gente se anime a leer y a releer. Admiro a VLL, no solo por su obra literaria, sino por su compromiso con la literatura y la difusión de las ideas. Libros de cabecera han sido para mí las antologías de sus artículos (“Contra viento y marea”, “Desafíos a la libertad”, etc., etc.), y, claro, sus ensayos literarios (“La verdad de la mentiras”, que es pura magia, o sus estudios sobre “Los miserables” o Flaubert). En fin, aún tengo por leer mucho Vargas Llosa que no he leído, y pronto se viene su nueva novela, El sueño del celta, que espero con ansias.
2. Saul Bellow, Nobel 1976
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Herzog y más. |
Ha dicho Philip Roth que la columna vertebral de la literatura norteamericana del siglo XX fue proporcionada por Faulkner y Saul Bellow, juntos “los Melville, Hawthorne y Twain”, que hicieron lo propio en el siglo XIX. Baste eso para calibrar la importancia de Bellow, escritor de origen judío, ganador dos veces del National Book Award, además del prestigioso Pulitzer. He leído tres de sus novelas y he quedado hambriento de más. Me maravillé con su manera de escribir con “Herzog”, a pesar de la pésima traducción hispánica, que hablaba de un “tío majareta y chalado”, pero cuya historia y su manera de exprimir la realidad y el amor es cautivante, además de que me siento identificado con aquello de escribir cartas mentales o físicas que jamás enviaré. Luego vinieron para mí “El legado de Humboldt” y “El planeta de Mr. Sammler”. Estas tres novelas con sus distintos personajes –Herzog, Citrine, Humboldt, Sammler-, piensan el mundo, reflexionan sobre el pasado, intentan escarbar en el futuro, rodeados de decepción, de cambios sociales e históricos, de problemas morales, sexuales, sentimentales, y de una visión de las cosas aún vigente 40 años después, una visión que me ha hecho subrayar tantas y tantas páginas. Bellow es, pues, altamente recomendable para quien no lo haya leído. Yo seguiré leyéndolo: me tocan “Henderson, el rey de la lluvia” y “Carpe diem”.
3. J.M. Coetzee, Nobel 2003
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Abismos y realidades. |
El sudafricano es, en mi humilde opinión, el más importante escritor vivo, junto con Vargas Llosa. Y quizá los emparente, además de sus magníficas obras, su compromiso con los sucesos de su tiempo, así como con la literatura como una pasión que se lee, que se analiza, que se comparte. No solo sus novelas me han embrujado, como la bella pero durísima “Desgracia”, esa joya que es “Foe”, o la sublime metáfora de “Esperando a los bárbaros”. También Coetzee es un espléndido articulista y ensayista (baste darle una leída a la erudita “Costas extrañas. Ensayos 1986-1999). Esta es una lista sobre mis preferencias, así se basen en una corta mirada a la obra de un autor. Me falta mucho por leer de Coetzee (quiero seguir con “Diario de un mal año”, por más oscura que me la hayan pintado), pero lo poco leído basta para hacerlo uno de mis favoritos y más admirados autores. Este es uno de los casos recientes en los que la curiosidad del Nobel me abrió a un autor hasta el momento desconocido. Y vaya que le acertaron.
4. José Saramago, Nobel 1998
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Entrañable Saramago. |
La casualidad finalmente decidió que este 2010 sea el mismo año en el que le concedan el Nobel a Vargas Llosa y fallezca uno de los más fervientes admiradores de su obra, ideologías aparte, el Nobel portugués José Saramago. Infatigable escritor, hasta el último de sus días en constante actividad y producción, el autor de una de mis novelas favoritas, “Ensayo sobre la ceguera”, era, además de gran escritor, portador de un gran carisma. He leído todo lo que he podido de él, “Ensayo sobre la lucidez”, “El hombre duplicado”, “El evangelio según Jesucristo”, “La balsa de piedra”, “La caverna”, “Las intermitencias de la muerte”, sus diarios de Lanzarote, pero me molesta no haber podido leer hasta ahora –no la he encontrado en nuestras alicaídas librerías- la que se dice es su obra maestra, “El año de la muerte de Ricardo Reis”. Este año me ha tocado celebrar el ansiado Nobel a MVLL, pero también lamentar la partida de uno de mis escritores favoritos, al menos entre los Premios Nobel que he leído. Todo un señor, comprometido con sus ideas, que normalmente comulgaban con las de los más necesitados.
5. V.S. Naipaul, Nobel 2001.
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Inglaterra, Trinidad, India... |
Otro autor, el británico de origen triniteño-indio Naipaul, que se me abrió gracias al Nobel. Dicen que el premio en gran parte se debió al interés de la Academia Sueca en mostrar y reconocer la difusión de la visión de oriente en occidente, de la misma manera en que el galardón otorgado a Pamuk posteriormente fue con el ánimo contrario, de occidente en oriente. Son opiniones. He leído a ambos autores y aunque Pamuk me parece un gran escritor, quizá no sea, para mí, repito, del calibre de un Nobel. Naipaul me sorprendió con su primera obra, “El sanador místico”, y me fascinó con su novela de tintes históricos “Un camino en el mundo”. A su vez, su libro “Entre los creyentes” de 1981, donde recorre el mundo islámico luego de la revolución iraní, así como “India”, su maravillosa crónica de viaje sobre su vuelta al país de sus antepasados, me han hecho seguirlo con devoción, por su constante viaje a la semilla y sus intentos –casi siempre exitosos- de entender un mundo ajeno y propio a la vez, de ida y vuelta, si del lector se trata. El propio Vargas Llosa, con quien tuvo alguna vez alguna anécdota, ha dicho de él que es “su autor favorito en inglés” y que “es uno de los pocos escritores ingleses contemporáneos que tiene una visión universal”. Quiero leer “Beyond belief”, donde revisita los países islámicos de “Entre los creyentes” casi 20 años después.
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Deudas pendientes o mejor dicho pecados
Más allá de querer leer más del Nobel de 1949, William Faulkner (solo he leído “El oso” y “Mientras agonizo”), y de Thomas Mann, premiado en 1929 (solo he leído “Muerte en Venecia”), de mis deudas pendientes las que más me provoca saldar son:
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¡A leer! |
1. Aleksandr Solzhenitsyn, Nobel de 1970. Tengo “Archipiélago Gulag” y “Agosto 1914” y aún no me he animado a leerlas a pesar de morirme de ganas por la fama que las precede así como su temática.
2. Heinrich Böll, Nobel de 1972. Todos los que han leído al autor alemán me recomiendan con vehemencia “Opiniones de un payaso”. No la tengo. La compraré apenas la vea.
3. Yasunari Kawabata, Nobel de 1968. Me genera mucha curiosidad, por su historia personal, por su supuesto suicidio, por su discípulo Mishima y lo que este hizo, así como lo mucho que me ha gustado la poca literatura japonesa que he podido disfrutar (sobre todo la extraordinaria “El grito silencioso”, del Nobel de 1994, Kenzanburo Oe).
4. T.S. Eliot, Nobel 1948. Siempre he sentido curiosidad por leerlo y sobre todo un poco de vergüenza de saber quién es Eliot y no haber leído siquiera “La tierra baldía” (salvo algunos versos, como el famoso “April is the cruellest month”). En general esta deuda pendiente se extiende al género poético. Hay demasiados poetas, con o sin premio Nobel, que quisiera leer.
5. Boris Pasternak, Nobel 1958. Siempre he sentido curiosidad por leer Doctor Zhivago, aunque a Pasternak, según dice el llamado de la Academia Sueca, principalmente se le fue concecido el premio por su obra poética. El autor ruso, que fue obligado a rechazar el Nobel por presiones de la URSS, solo cuenta con Dr. Zhivago como su única novela, además de una autobiográfica, El salvoconducto, publicada más de 20 años antes.
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¿Los Nobel que aún no son?
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El boom Murakami. |
Es conocido el caso de Borges, un Nobel que nunca fue, pero ¿qué otros escritores, aún vivos, están pidiendo Nobel hace tiempo? En mi humilde opinión, creo que hay pocos casos clamorosos como lo era MVLL, de ahí el revuelo mundial por su premio, pero me parece que casos que destacan son los de Philip Roth (incontables libros de magnífico calibre); Salman Rushdie (me encantó “Los versos satánicos”); Cees Nooteboom (magnífica “La historia siguiente”, por citar solo una); Cormac McCarthy (sublime “La carretera”, fortísima “Meridiano de sangre”, impactante “No country for old men”); Antonio Tabucchi (está demás ennumerar sus obras); el propio Paul Auster (tan prolífico, tan interesante), y, quién sabe, en algún momento, el propio Haruki Murakami y el boom de su particularísimo estilo. En fin, es una pequeña selección de lo poco que he podido leer pues ¿cuántos Sándor Márai habrá escondidos por ahí que morirán, quizá por propia mano, como el húngaro, sin que su obra sea siquiera conocida o autores geniales cuyo conocimiento son privilegio de unos pocos? Así que a leer y a compartir lecturas se ha dicho.